¿Lo has probado? Aunque difícil de encontrar, el quiote es uno de los dulces más ricos, nutritivos y tradicionales de México. De acuerdo con algunas investigaciones, su consumo tiene más de 11 mil años. Lamentablemente, cada vez es más difícil encontrarlo en la zonas urbanas, no así en las calles de los pueblos de San Luis Potosí y de Zacatecas.
La flor de maguey, también conocida popularmente como quiote o gualumbo, es un delicioso producto de la gastronomía mexicana. Debido a la dificultad para poderlo obtener, es considerado un auténtico manjar.
La planta del maguey (metl en náhuatl) es una de las más maravillosas de nuestro país, ya que nos ofrece distintos productos como pulque, fibra, pencas, etcétera. Por si fuera poco, sus flores o quiotes son comestibles y sumamente deliciosas.
Para que un maguey dé flores se requiere de su plena maduración, la cual tarda entre 7 y 15 años. Cuando el maguey está en su plenitud, crece el quiote desde el centro de la planta y llega a medir hasta 10 metros. Tras la floración, el maguey muere.
Debido a la concentración de azúcares, el jugo del quiote es ideal para preparar bebidas alcohólicas como el pulque y el mezcal. Asimismo, la carne del centro del maguey es dulce y posee un color café, según la cantidad de azúcar que posea. Entre más oscuro sea, más dulzor se puede esperar.
Para hacer dulce de quiote, los productores echan mano de un proceso sencillo, pero tardado. Del mismo modo que la barbacoa, el quiote se cose enterrado con brasas de leña por tres días. Esto permite que el quiote extraiga sus propios azúcares y tome notas acarameladas y ahumadas. Sin embargo, también se puede producir hirviendo con piloncillo.
El dulce de quiote no se come en su totalidad, pues tiene fibras muy gruesas. Se consume masticandolo con la finalidad de extraer su jugo, como si fuese una caña de azúcar.
Fuente: mexicodesconocido