Existe un lugar con más de un siglo de historia. Todo empezó cuando el presidente Porfirio Díaz quiso comer dentro de una cueva al lado de unas pirámides el 9 de abril de 1906, la experiencia fue tan increíble que los dueños del lugar —que funcionaba como una bodega— quisieron que todos pudieran vivir un momento así. Entonces inició un negocio que lleva varias generaciones. Un restaurante: La Gruta Teotihuacan.
Este sitio ha sido visitado por personalidades como Frida Kahlo y Diego Rivera, Jorge Luis Borges, la reina de Inglaterra Isabel II, John F. Kennedy, entre otros. Así que vale la pena visitarlo por lo menos una vez.
Dato curioso: en sus orígenes, gracias a la temperatura de 6 grados en la que se encuentra, era un almacén de granos de maíz, arroz y frijol; aquí guardaban todo lo que se pudiera conservar para la siembra.
El chef y director del lugar, Carlos Cedillo, apuesta por una cocina orgánica y sustentable. Al menos el 70% de sus ingredientes provienen de 33 productores locales de la zona, como el maíz -que es el producto estrella en el menú. Los borregos, por ejemplo, son animales de libre pastoreo.
Detrás del restaurante hay un huerto, un proyecto donde tres ingenieras se encargan día a día de capacitar a los productores en todo el proceso de siembra y cosecha. Entre cactus y pequeños campos, ellas desarrollan el nivel de calidad que debe tener todo lo que se consume.
¿Qué pedir en La Gruta?
Desde las entradas hasta las salsas y los mezcales llevan un toque mexicano, ese sazón picante pero adictivo que caracteriza a nuestra gastronomía. Las entradas son irresistibles: chinicuiles, gusano rojo de maguey, gusano blanco de maguey en taco, con una masa nixtamalizada por productores nativos. Y tortillas de cuatro colores: masa blanca, azul, chile guajillo y nopal con espinaca.
Para los amantes de la carne, el platón mexicano será la mejor opción: filete de res, taco dorado de pollo, tamal con verdolagas, enchilada de mole, arroz blanco y frijolitos de la olla. O bien, una exquisita barbacoa acompaña de nopales de la zona y salsita de chile serrano.
Debes saber que aquí, las técnicas de cocción prehispánicas en hornos enterrados en la tierra se fusionaron después de la conquista con carnes como el carnero, así que todos los alimentos de La Gruta, o en su gran mayoría, son platillos hechos en hornos, lo cual les otorga un sabor ahumado y poco común.
El mole de guajolote también es uno de los platillos predilectos de La Gruta; este mole tiene la receta secreta de la fundadora, la señora Asunción, quien lo creó en 1927, un mole espeso, con una combinación exacta entre lo dulce y lo picante, acompañado de frijolitos y esponjoso arroz.
Sí o sí debes probar la original salsa de xoconostle tatemada con chile manzano y limón en un taquito de escamoles. Te aseguramos que en ningún otro lugar probarás algo tan exótico y original.
Para beber te sugerimos:
- Margaritas de tuna verde: tequila, concentrado de tuna natural totalmente orgánica
- Margarita de Xoconostle, el limón del desierto.
- Margarita de Chapulín, una bebida 100 % original del lugar, visualmente es espectacular y tiene un toque de chile que te va a encantar.
- Mezcalita de Horchata: Mezcal y licor de damiana, se dice que eran los indígenas Guaycura quienes lo elaboraban y bebían durante ceremonias.
La Gruta es un restaurante al aire libre, ofrece desayunos de las 8:00 a las 11:00 horas, y comida de 11:00 a 19:00 horas.
Dónde: A 200 metros de la Puerta 5 de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, atrás de la Pirámide del Sol.
Horarios: lun-dom, de 8-19 h.
Reservación: Sí, idealmente se invita a reservar con 15 días de anticipación