El Niño Dios se ha convertido en el sustento por más de 40 años del señor Carlos Macedo, y es que durante este tiempo se ha dedicado a la restauración de estas imágenes para las celebraciones del 2 de Febrero.
La habilidad de sus manos, pinceles y pinturas son sus únicas herramientas, mismas que le han permitido dar un nuevo rostro a estas imágenes, las cuales pueden ir desde los cuatro hasta los 50 centímetros.
“Toda mi infancia me la pase viendo cómo lo hacían mis tíos y mis abuelos y ahora ya supere su trabajo, que ahora ya lo hago mucho mejor”, comentó el artesano.
A sus manos llegan las imágenes sin un pie, sin manos o con su rostro incompleto, sin embargo, Don Carlos, poco a poco moldea la pasta y comienza a reparar cada parte de los “Niños Dios”.
“Me entusiasma más que nada el ánimo que se le da al cliente, que le gusta el trabajo, por decir la delicadeza que se le tiene el detalle más que nada”.
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A unos días de la celebración de la Candelaria, Carlos repara un promedio de 250 imágenes por día, retoca, diseña las cejas y pinta manos y piernas a 15 de estos.
Su trabajo a lo largo de 40 años ha permitido que Carlos, tenga clientes de diferentes partes de la república como Veracruz, Michoacán, Querétaro y Puebla.
“Sí, vengo desde Michoacán con el señor, lo conocemos desde hace 20 años, hace unos trabajos muy bonitos, ha retocado a la virgen de Guadalupe de San Juan de los Lagos y por eso lo seguimos aquí”.
Carlos señala que la pasta, la pintura y el yeso permiten terminar su trabajo, sin embargo, la delicadeza que impregna a cada niño, es el toque final para que queden perfectos.