El Centro Histórico se portó bien en su primer sábado de reapertura, al mantener controlada la afluencia de visitantes con calles vehiculares cerradas, las estaciones del Metro Zócalo, Allende y Merced sin servicio, retenes dispuestos todavía sobre el corredor peatonal Madero y la calle de Corregidora y la mitad de los establecimientos cerrados debido a que ayer sólo pudieron abrir los locales situados en la banqueta con numeración par.
Y aunque una gran cantidad de caminantes acudió sólo a pasear, las filas para ingresar a los pocos negocios abiertos no se desbordaron.
"Terminamos el sexto día consecutivo de actividades. Las calles peatonales garantizaron la sana distancia, los filtros en calles y establecimientos funcionaron adecuadamente", indicó en redes sociales la Autoridad del Centro Histórico.
El Zócalo continuó ayer vedado al público por vallas metálicas, y sólo al atardecer cientos de personas lo rodearon para presenciar la ceremonia de retiro de la bandera nacional.
En Madero, persistieron los retenes con policías, cuya presencia inhibió, sin prohibirlo, el tránsito peatonal; a diferencia de Corregidora, donde los uniformados sólo permitieron el paso a una persona para ingresar a las tiendas y así evitar los tumultos en las ferreterías.
La circulación vehicular sobre diversas calles, entre ellas 5 de Mayo y Palma, fue suprimida, por lo que los congestionamientos vehiculares se concentraron en las pocas vialidades abiertas, como Venustiano Carranza.
Al oriente del Zócalo, la efervescencia fue mayor, desde Correo Mayor y El Carmen, hacia las banquetas de Circunvalación. Una silenciosa batalla entre vendedores que torean a la autoridad, con apoyo de vigías, se mantuvo todo el día. Para evitar las agresiones de los ambulantes, inspectores escoltados por 50 policías a bordo de diez patrullas retiraron puestos, mientras se colocaban en otras calles.