Mujeres mazahuas del municipio de Donato Guerra, quienes elaboran fajas tejidas, aseguran que al regresar a vender sus artesanías el regateo aumentó después de la pandemia.
Doña Enedina Nabor, es una mujer que desde niña su mamá le enseñó a tejer fajas, vestidos o faldas, morrales y Quexquemitl, los cuales son parte de su indumentaria mazahua y que ellas venden de entre los 50 hasta los 300 pesos dependiendo del tamaño y tipo de prenda.
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Sin embargo, los consumidores de las artesanías textiles tienden a regatear pagando una cantidad mínima y desvalorizando las prendas.
Para la señora Enedina está mujer de 82 años resulta menospreciado el trabajo de las mujeres de su comunidad, pues dedican muchas horas para tener lista una sola artesanía, además permanecen hincadas desde el inicio y hasta el final del tejido, cuya labor es ardua.
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Las mujeres mazahuas del Estado de México piden a los consumidores e incluso a las mismas autoridades pagar lo justo y ser partícipes del trabajo de las tejedoras de la entidad para poder ver y valorar de mejor manera.
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Doña Enedina, pide al turismo que paguen lo justo pues son ellos quienes no solo impulsan la economía, sino que además ayudan a preservar culturas y artesanías.