Pese a que en comparación con el año anterior solo se han registrado 10 incendios más, las afectaciones han sido mayores, no sólo en la calidad del aire, como se vio reflejado la semana pasada, sino también en las hectáreas forestales que tardarán años en reponerse del fuego -5 mil hectáreas más que en 2018-.
Edgar Conzuelo, director de Probosque, detalló que, la afectación promedio por incendio también incrementó para pasar de cinco hectáreas a nueve, lo que conjugado con las zonas llenas de riscos en las que se presentaron, el saldo es preocupante.
En lo que va de la temporada de estiaje se tienen contabilizados mil 394 conflagraciones, con casi 13 mil hectáreas dañadas a la fecha.
“Hubo incendios de más de cinco días, de más de cuatro días, hubo incendios en peñas como la de Ocuilan; hubo incendios que por la misma circunstancia para apagarlos tenían que subir caminando tres horas y esto se refleja en la cantidad de hectáreas afectadas”.
Temascaltepec, Ocuilan, Joquicingo, fueron los municipios que concentraron la mayoría de las conflagraciones, pero en Ixtapaluca y Valle de Bravo, las consecuencias fueron mayores.
El director de Probosque destacó que si bien un alto porcentaje de incendios se originó por la actividad agrícola y ganadera, en otro sector encontraron incendios provocados.
“Otro porcentaje menor, pero también encontramos maldad, causas externas a estos que, por rencillas o cuestiones personales, prenden fuego en los monte… Nadie se explica que, por ejemplo, en Ocuilan todo se había pagado y cuando íbamos a medio monte se presentaba un incendio sin ninguna causa natural”.
El porcentaje de la masa forestal afectado se concentró en arbustos y pasto por lo que menos del 10 por ciento se registró en arbolado adulto. El funcionario advirtió que hasta que no regularice la temporada de lluvias la alerta se mantiene en rojo.