“El dolor es grande, nos están matando”, “nuestros corazones ya no serán los mismos”, “Moni era importante para muchos”, comentan algunas vecinas que caminaban detrás del féretro de Mónica Laguna Urbina, de 22 años de edad, quien fue localizada muerta el pasado 26 de diciembre en el río Lerma, en el tramo que cruza por el municipio de Ixtlahuaca.
La música era parte de la vida de Mónica, por ello, en la misa de cuerpo presente, así como en el cortejo a su última morada, no faltaron las canciones de mariachi, esas que provocaron que salieran las lágrimas de quienes la conocieron y la recordarán como la mejor maestra, madre e hija.
Afuera de la iglesia de la comunidad de la Providencia, en Jocotitlan, los vecinos no podían creer que aquella joven hoy estuviera dentro de un féretro, mientras que su agresor o agresores se encuentran libres.
Las horas pasaron, la fila de personas se dirigió junto con la carroza y los restos de Moni al panteón, donde ahí, uno a uno , se despidieron de la joven.
Hoy no solo un pueblo llora la muerte de una de sus mujeres, sino que también dos pequeñas crecerán sin el cobijo de su madre.
“Moni”, como le decían quienes la conocieron, ya descansa en su última morada; sin embargo, amigos, familiares y compañeros de trabajo iniciaron una campaña para exigir justicia.
A unos días de que culmine el 2020, la inseguridad sigue arrebatado la vida de mujeres en el Estado de México. Ni las alertas de género han podido erradicar la otra pandemia: los feminicidios.