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Publicado en EDOMÉX

Casa de las Diligencias de la UAEMéx, cápsula del tiempo para viajar por más de 200 años de historia de Toluca

Viernes, 27 Diciembre 2024 12:58 Escrito por 
Ubicada en el primer cuadro de la ciudad, es una cápsula de tiempo Ubicada en el primer cuadro de la ciudad, es una cápsula de tiempo

En 1999 el Gobierno del Estado de México entregó en comodato la Casa de las Diligencias –un inmueble que tiene sus orígenes a mediados del siglo XVIII- a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), con el propósito de que instituyera en ella un espacio para acercar diversas manifestaciones de la cultura a la propia comunidad universitaria y a la sociedad en general.

Inmediatamente, la institución educativa inició los trabajos de restauración del edificio, que, a cargo de un equipo de profesionales de las facultades de Arquitectura y Diseño e Ingeniería, se prolongaron por alrededor de dos años. En la actualidad, Casa de las Diligencias cuenta con registro en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles.

El arquitecto Marcos Mejía López, quien formó parte del equipo que restauró este edificio, consideró que mantener este inmueble en su estado actual es un logro muy grande de la Autónoma mexiquense, resultado del esfuerzo que realizó para recuperarla en el año 1999, cuando la recibió en comodato, y del que a lo largo de un cuarto de siglo se ha realizado para conservarla e, incluso, registrarla en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles.

“Es una especie de palacete, así que no es barato mantenerlo. Mientras tengan mantenimiento, estos edificios pueden durar mucho tiempo, el problema es el costo de ese mantenimiento. Es un bien suntuario, que no cualquiera puede adquirir, que luego de su restauración, requiere mantenimiento, reparaciones y limpieza”, dijo.

El pasado 8 de septiembre de 2024, el Centro Cultural Universitario “Casa de las Diligencias” cumplió 25 años, un cuarto de siglo de ser un espacio abierto a todas las expresiones de la cultura, un espacio que la sociedad toluqueña y mexiquense se han apropiado de diferentes maneras.

Casa habitación y la tienda mestiza

De acuerdo con Margarita García Luna –quien fuera cronista de la capital mexiquense-, en 1788 este inmueble, ubicado en la esquina de las entonces calles Real de San Juan Bautista –hoy Independencia- y de las Flores –hoy Benito Juárez-, fue comprado por Antonio Garduño y Contreras a Manuel del Villar, que a su vez la había adquirido en un remate de los bienes de Francisco Villuendas, en 1780.

En esta casa, Antonio Garduño y su esposa, Joaquina Velásquez, establecieron una tienda mestiza, donde además de carne, manteca y chiles, se podía comprar manta, cambaya, paños de algodón, terciopelo, medias para hombres, medias para dama, pabilos, sombreros, zapatos, botones, dedales, listones de colores, lentejuela, canutillo, chocolate, canela, arroz, cacao y almendra, entre otros productos.

El catedrático e investigador universitario Marcos Mejía, detalló que la Casa de las Diligencias, con su enorme patio central, es un inmueble sustentable, que brindaba acceso a la atmósfera y, por tanto, tenía ventilación natural y permitía apreciar el paso de las cuatro estaciones del año, para lo cual los habitáculos estaban equipados con doble ventana, una acristalada para el día y una ventana ciega para la noche. De esa manera también se modulaba la luz.

Incluso, agregó, los mismos balcones, muy comunes en la época, permitían la comunicación con el exterior, lo cual hoy se extraña mucho en los programas arquitectónicos de la actualidad.

Cuando se construyó la casa, destacó, no había tiendas de materiales. Los constructores iban por ellos y hacían los adobes, iban a la cantera a comprar la piedra y a cortar la madera, así que este fue el resultado de mucho trabajo de maestros de obra, calculistas y arquitectos.

La Casa de las Diligencias, el Hotel de las Diligencias y el Hotel "León de Oro"

En 1864, María Francisca García Figueroa, viuda de Mariano Zárate, vendió la casa a la empresa Diligencias Generales de la República, que funcionaba desde 1856 y en 1876 sumaba 110 diligencias, 9 guayines, 398 caballos, 2002 mulas y fincas en distintos lugares de la República, a donde arribaban las diligencias y funcionaban como hoteles.

En este punto, cabe hacer mención que cuando Mariano Riva Palacio fue elegido gobernador de la entidad, en 1869, invitó a José Ramón Alejo Rodríguez Arangoiti a construir el Palacio de Gobierno, que es el actual Palacio de Justicia. Entonces, el reconocido arquitecto también construyó el Palacio Municipal de Toluca, proyectó la catedral de la ciudad y, probablemente, remodeló la Casa de las Diligencias, que ya funcionaba como hotel y restaurante; sin embargo, no existe ningún registro que lo compruebe.

No obstante, en junio de 1885 José Gargollo, gerente de Diligencias Generales de la República, rentó la casa -que estuvo abandonada por un breve lapso-, por un plazo de seis años, a Manuel Piña y Partearroyo, quien estableció en ella el Hotel "León de Oro", que hacia el año de 1890 era considerado como el primero en su clase de la capital mexiquense.

El 24 de septiembre de 1889, María Dolores Gargollo y Muñoz vendió a Raquel Canalizo de Trevilla la casa, que seguía ocupada por el Hotel “León de Oro”, pero que hacia 1909 se encontraba en decadencia, ya que en la ciudad se habían establecido hoteles de lujo con los que no podía competir.

Almacén de Abarrotes "El Crédito"

En 1931, Raquel Canalizo de Trevilla -ya una anciana de 83 años de edad- vendió la antigua casa, que en aquel entonces ocupaba el número 10 de la ya nombrada Avenida Benito Juárez, a Ciro Estrada, un comerciante originario del municipio de Temascaltepec, propietario del Almacén de Abarrotes "El Crédito".

En febrero de 1945 la empresa cambió de razón social y Alfredo Estrada Montero, hijo de Ciro, se hizo concesionario de los Artículos Mundet y Aguas de Tehuacán.

De 1931 a 1993 la antigua Casa de las Diligencias fue utilizada para viviendas, comercios y como bodega por la familia Estrada, para finalmente venderla al Gobierno del Estado de México, que seis años después de adquirirla, la entregó en comodato a la Universidad Autónoma del Estado de México para crear en ella el Centro Cultural Universitario “Casa de las Diligencias”, donde la comunidad verde y oro refrenda cotidianamente su compromiso de contribuir al desarrollo cultural y social de la entidad y el país.

Entonces, los universitarios involucrados con su restauración, que tardaron alrededor de dos años, propusieron terminar la casa con materiales naturales, así que, por ejemplo, relató Mejía López, “en las madrugadas llegaba la madera y en el patio se trabajaba para convertirla en pisos, vigas y puertas. Reutilizamos los adobes que pudimos y los que nos faltaron se compraron en la región. También la piedra de basalto que se ocupó para re cimentar fue de la región”.

Solo en algunos puntos, señaló, tuvimos que reforzar con elementos metálicos como cables y placas, que fueron revestidos con materiales originales y, por supuesto, también se realizó en toda la casa la instalación de luz, agua potable, drenaje y para los elementos de telecomunicación.

En este contexto, precisó que el zaguán de acceso, con características renacentistas y totalmente diamantado, así como 70 por ciento de las puertas de la fachada principal, son las originales de la casa.

Luego de expresar que está totalmente satisfecho con el trabajo que se efectuó hace 25 años, así como con la decisión de haber realizado la restauración con materiales tradicionales, Marcos Mejía López sostuvo que con más de 200 años de antigüedad, Casa de las Diligencias conserva su esencia original, se mantiene como un espacio elegante y funcional, con su patio central, pasillos claustrales y balcones señoriales que le dan un sabor cosmopolita.

 

Fuentes:

García Luna Ortega, Margarita (2001). La Casa de las Diligencias en Toluca. Toluca/Universidad Autónoma del Estado de México.

 

García Luna Ortega, Margarita (2013). Toluca. Las casas antiguas de mi ciudad. Toluca/Gobierno del Estado de México.

 

Entrevista con el Arquitecto Marcos Mejía López, quien formó parte del equipo que restauró el edificio en 1999.

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