Raúl Ortiz Ramirez, hermano de Fernando -el profesor de secundaria asesinado a bordo de una unidad de transporte público cuando se dirigía a San Mateo Atenco- cuya indignación trascendió en redes sociales como “Poeta de las Ilusiones” cuando reclamó al gobernador Alfredo del Mazo por el crimen, alertó que no se puede dar por hecho que se hizo justicia en ese caso, pues Juan "N", el detenido y vinculado a proceso por los hechos, es apenas uno de los supuestos tres delincuentes que aquella mañana asaltaron la unidad.
Hoy, el “Poeta de las Ilusiones” aclaró que la exigencia de justicia sigue siendo la misma.
Si tuviera de frente al mandatario mexiquense, “le diría que hace falta hacer hincapié a su lema ´Mano dura contra la delincuencia´… lo que se ha hecho hasta ahora es muy poco, comparado con toda la inseguridad que se vive; los mexiquenses ya no estamos tranquilos, no nos sentimos seguros ni en nuestros propios hogares”.
Aquella mañana del 19 de febrero, Fernando abordó una unidad de la línea autotransportes “Estrella del Noreste” que cubría la ruta Pilares-Santiago-Ocoyoacac-Capulhuac-Plazas Outlet Lerma, para acudir a su trabajo; llevaba consigo una mochila con documentos importantes –entre ellos su título porque ese día le entregarían su nombramiento como docente de la secundaria 83- que no han sido encontrados.
Algunas versiones apuntan que los delincuentes pretendieron despojarlo de una computadora personal, pero el “Poeta de las Ilusiones” afirma que ese día la lap-top se quedó en su casa porque se descompuso y su hermano estaba ahorrando para repararla.
En su familia, de padres profesores, Fernando era el segundo de cinco hijos, el más grande de los hombres. Licenciado en Español, tenía una maestría en Desarrollo Educativo e iniciaba el doctorado en Investigación Educativa.
Además de la enseñanza, Fernando tenía el don de la música: tocaba la bandolina, la guitarra y un poco de teclado; también cantaba y, según refiere Raúl, fundó la Organización Nacional e Internacional de Tunas y Estudiantinas (ONITE).
Fernando, aseguró Raúl, era muy cariñoso con su familia, especialmente con su mamá; tenía gran habilidad para hacer amigos. Era noble y generoso, sonreía siempre y era altruista, tanto que adoptó tres gatitos a los que dio los nombres de Chess, Artemis y Luna. Construía puentes en lugar de muros. Aún tenía muchos planes.
El “Poeta de las Ilusiones” sabe que a estas alturas su hermano le pediría estar tranquilo “no le gustaría verme triste, aunque eso es inevitable por el dolor que acaba de dejarnos su partida y el enorme vacío que siento aquí en mi pecho” y, sobre todo, hacer justicia “no sólo por él, sino por todas las víctimas que trágicamente han pasado por lo mismo y que han sido olvidadas porque quedaron impunes”.
Por eso, reiteró su llamado a los testigos del crimen a proporcionar información que lleve a la captura de los otros posibles implicados.