“En tanto que los hombres suelen morir en espacios públicos a manos de desconocidos, las mujeres mueren, en su mayoría, a manos de conocidos en sus espacios privados...”.
Primos, tíos, padrastros, esposos, novios; estas figuras masculinas deberían de ser “protectores” en la entidad con el mayor número de asesinatos en contra de mujeres a nivel nacional, pero por el contrario el 90 por ciento de los feminicidios se cometen en el círculo inmediato de la víctima.
"Un porcentaje importantísimo, el feminicidio íntimo representa más de 90 por ciento de las carpetas de investigación por feminicidio, es decir, los agresores son: una pareja, una ex pareja, un familiar, alguien del círculo íntimo de nuestra víctima. Pasa lo mismo con el delito de violación, un porcentaje enorme, probablemente el 70 por ciento, más o menos, de las carpetas por violación tienen que ver con alguien conocido", comentó Dilcya Samantha García Espinoza de los Monteros, fiscal Central Especializada en Combate a los Delitos de Género de la FGJEM.
De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, desde la tipificación del delito de feminicidio en 2011, se han registrado 602 casos, de los cuales el 46 por ciento permanece sin localizar al responsable.
"De 2011 a la fecha, hemos iniciado 602 carpetas por feminicidio, de las cuales el 54 por ciento las tenemos judicializadas, y el 30 por ciento, las tenemos con sentencias de condena y hay sentencias de muy alta penalidad. La condena menor por feminicidio son 40 años, la condena mayor que tenemos es de 151 años y tenemos cuatro sentencias vitalicias".
Podría parecer contradictorio, sin embargo, los familiares cercanos se convierten en los los principales verdugos de las mujeres en el territorio mexiquense, solo en el 10 por ciento de los casos, el agresor se encuentra fuera del círculo inmediato.
“Hay papás, padrastros, abuelos, hermanos, vecinos, amigos, padrinos, hay muchísimas situaciones donde la víctima conoce al agresor y es por esa razón que no se atreve a denunciar, porque va a existir un impacto familiar, vecinal, institucional, escolar, comunitario; en el momento en el que se denuncia una violación”, comentó la fiscal.
De acuerdo con el perfil social de las víctimas, este delito no respeta estratos sociales, sin embargo, todos tienen en común una fuerte tendencia a marcar los roles sociales y familiares de hombres y mujeres.
“Todo esto como construcción sexual de roles tradicionales también impacta en la comisión de los delitos. Por el rol sexual que ambos tienen; mujeres y hombres, es mucho más alto el nivel de delitos en contra de mujeres y niñas porque las mujeres y niñas somos objetos de placer que cualquiera puede tomar, en el momento en que lo considere oportuno”, sentenció la fiscal.