Desde hace años, el agua de laguna Antonio Alzate perdió su brillo.
Ubicado en Tlachaloya, primera sección, el embalse ha pasado a albergar aguas negras y a su alrededor se ha acumulado la basura.
Y es que su cercanía con el río Lerma ha propiciado que dicha zona se convierta en un tiradero clandestino, por lo que a lo largo del cauce se pueden ver llantas, plástico, cartón, ropa e incluso, según comentan vecinos del lugar, se han encontrado cuerpos de personas sin vida.
“Toda el agua que trae la basura pues desemboca aquí, allá y acá; y sí afecta a varios porque pues estaba más limpio, ahora llega toda la basura y pues sí ha llegado hasta difuntitos, honestamente”, señala un vecino.
Cabe mencionar que la fauna nociva también prolifera en este lugar, situación que ha generado enfermedades entre niños y adultos mayores, aunque por la convivencia cotidiana con la contaminación, algunos ya se han hecho inmunes.
“Creo ya hasta se hicieron inmunes a enfermedades, hay varios que ya ni se enferman”, externa el vecino.
Sin embargo, pese a la contaminación, los vecinos de esta zona ya se acostumbraron al mal olor, a las moscas, mosquitos e incluso a la inseguridad que ha generado en este punto, pues señalan que hasta ese lugar no llegan las autoridades ni en temporada de campañas.
“Ha habido animales; todo tipo de cosas de desechos han llegado aquí y pues la verdad sí les afecta más a los de la otra orilla”, externa el vecino.
Incluso, dentro de toda la contaminación que se ha generado en el cuerpo de agua, proveniente del río Lerma, algunas familias de escasos recursos han encontrado un negocio, pues se dedican a recolectar el pet que encuentran en el cauce para después venderlo.
“Se recicla el pet. Yo a veces lo levanto o también vienen otras personas para sacar algo de dinero”, explica el vecino.
Así, la vida de los vecinos de Tlachaloya transcurre entre la basura y la fauna nociva que ha dejado los desechos que son arrastrados de otros municipios y que desembocan en esta laguna, de la que no ha interés por sanear.