Federico Espinosa Vega de aproximadamente 65 años, fue adoptado en tierra mexiquense al unirse a su esposa, sin embargo, al quedar solo en casa durante la pandemia, debido a que sus hijos se dedicaron a sus propias actividades, busco una forma para obtener ingresos.
Este hombre quien vivía en la Ciudad de México, visitaba desde pequeño el municipio de Capulhuac, por lo que era enviado por sus padres a cortar capulines al monte de Santa María Coaxusco en esa demarcación y al caminar por veredas encontró algunas ramas que se convirtieron en flechas, las cuales solían ocuparse en esa época para la cacería de pájaros.
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Por más de 40 años las ramas, hilo cáñamo, resorte y un pedazo de vinil o piel, se han convertido en sus herramientas de trabajo para crear flechas.
Apoyado de su rodilla, Federico ha continuado con su actividad, que lo ha mantenido ocupado y le permite obtener recursos para sobrevivir.
Las ramas de los árboles se convierten en verdaderas artesanías donde graba figuras como venados, serpientes y hasta la virgen para poder venderlas y obtener un poco más de dinero.
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Federico ha realizado esta actividad ya que fueron los adultos mayores que se quedaron sin empleo desde el inicio de la pandemia, debido a que fueron considerados como unos de los sectores más vulnerables por el Covid-19.
Sus amigos lo conocen como "Acamapichtli", que significa puñado de cañas, los cuales al visitarlo le hacen compañía mientras él hace sus flechas.
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Este hombre acude al centro de Capulhuac a vender las flechas que elabora, cuyos costos van de los 100 a los 150 pesos, y con ellos lleva algunos recursos a su casa.