Año con año, las grullas (Grus grus) que habitan al norte de Eurasia migran con destino hacia el sur durante su época de cría en busca de climas más templados donde pasar el invierno. Uno de los principales destinos de estas aves provenientes de países como Rusia y Dinamarca es la Reserva Natural de Hula, ubicada en Israel.
Sin embargo, este año la migración no se ha llevado a cabo como se esperaba. Y es que las escenas de este desplazamiento natural muestran los restos sin vida de miles de ejemplares en lagos y estanques a causa de un brote masivo de gripe aviar H5N1.
El 26 de diciembre de 2021, las autoridades locales alertaron de la situación. Tamar Zandberg, ministra del Medio Ambiente, visitó el sitio y dio a conocer la noticia como “uno de los peores golpes para la vida silvestre en la historia del país”. Días después, la reserva, que suele ser visitada por grandes cantidades de turistas durante esta época, fue cerrada temporalmente hasta nuevo aviso.
Pero eso no fue todo. Junto con el cierre de la Reserva Natural de Hula, el gobierno israelí decidió sacrificar a más de 600 mil gallinas de granjas vecinas; mientras que el personal especializado comenzó la recolección de cadáveres de grullas que estaban sobre los cuerpos de agua, con el objetivo de evitar más contagios y disminuir las posibilidades de transmisión a otras especies de aves.
Aunque todavía hace falta una mayor investigación para entender cómo es que llegó el virus H5N1 a Hula, la principal hipótesis por parte de grupos ecologistas sugiere que la excesiva alimentación humana, que ocurre durante las visitas turísticas a la Reserva, pudo haber propagado la enfermedad entre las grullas migratorias.