Cristian Selun y Arnaldo Marucco, dos expertos de origen argentino, hallaron en Yucatán los restos de un oso perezoso gigante, que habitó la Tierra hace aproximadamente 10 mil años.
A través de redes sociales, los espeleobuzos detallaron que el descubrimiento tuvo lugar en el cenote Dzombakal, de la comisaría de San Antonio Mulix, municipio de Umán.
En primera instancia, explicaron, se toparon con huesos gruesos y grandes localizados a 22 metros de profundidad. Posteriormente, enviaron la información al paleontólogo Jerónimo Avilés Olguín, quien aseguró que dichas partes pertenecían a una especie extinta.
Una vez en el laboratorio del mexicano, los estudios revelaron que los restos óseos eran de una especie de oso perezoso gigante del género Nothrotheriops, probablemente de la especie shastensis, conocida y registrada en múltiples cuevas inundadas de Quintana Roo y Belice.
Finalmente, los especialistas sudamericanos confirmaron que su hallazgo fue comunicado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), e incluso ya está protegido por la ley.