Son poco más que agua. No contienen carbohidratos ni grasas, ni mucho menos proteínas. Aún así, la medusa común (Aurelia Aurita) es el platillo favorito de muchos animales marinos como peces, crustáceos, anémonas de mar, corales e incluso tortugas.
Pero ¿por qué todas las especies acuáticas se preocupan por alimentarse de estas criaturas gelatinosas que, aparentemente, no aportan nada? Un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores ha descubierto que, en realidad, las medusas sí son del todo nutritivas. Esto se debe a que dichos ejemplares contienen algunos ácidos muy valiosos que juegan un papel crucial para importantes procesos como el crecimiento y la reproducción.
Para comprobarlo, el equipo de investigación recolectó medusas cada dos semanas durante dos años en las aguas del Fiordo de Kiel, al norte de Alemania. Además de los ácidos grasos, los especialistas encontraron variaciones relacionadas con las etapas de desarrollo: las medusas en etapa madura con tejidos reproductivos aportan el mayor contenido de nutrientes.
En resumen, la clave está en la cantidad: “Es probable que las medusas sean más que una presa común para muchos organismos. Es cierto que un animal no obtiene mucho al comer una sola medusa, pero si se alimenta de muchas, marcará la diferencia y se verá beneficiado por los valiosos ácidos grasos”, comentó Jamileh Javidpour, autora principal del estudio.
Finalmente, los investigadores no se mostraron preocupados ante la posible extinción o escasez de medusas, ya que, a escala global, los ambientes marinos se encuentran en constante cambio, lo que representaría que una creciente abundancia de medusas reemplace a las que, en un momento dado, fueron hechas presas.