El sexo de aves y mamíferos está determinado directamente por la herencia cromosómica; es decir, ser macho o hembra depende de los genes recibidos por parte de los progenitores. Sin embargo, en el caso de los reptiles existe una menor diversidad y el sexo entre ellos esta condicionado por la temperatura de la arena en la que eclosionan sus huevos.
Precisamente, esta es la razón por la que, a primera vista, el sexo de los reptiles es casi indistinguible para un ojo inexperto, ya que al no existir un gen especializado, el dimorfismo sexual es muy pequeño.
La temperatura actúa como una especie de llave biológica
Diversos grupos de científicos expertos en la materia han observado que en algunas especies de reptiles, los huevos que son incubados a temperaturas bajas producen ejemplares machos, mientras que los huevos incubados a altas temperaturas producen ejemplares hembras.
Esto se debe a que el futuro sexual de los reptiles se determina por un gen sensible a la temperatura llamado Kdm6b, el cual, a su vez, también está condicionado por las indicaciones moleculares que recibe de otro gen.
El cambio climático favorece a las hembras
En el caso de las tortugas marinas, invariablemente, los machos proceden de huevos incubados a temperaturas bajas. Si estos se incuban a 29 grados centígrados, la proporción entre los dos sexos será similar. Sin embargo, a esta circunstancia hay que añadir otra por demás importante: las tortugas marinas hembra tienden a nidificar en las playas donde nacieron, lo que en términos científicos se conoce como filopatría.
Debido a que las playas cálidas producen más hembras que las playas frías, las primeras tendrán, a la larga, un mayor retorno de hembras adultas, situación que provocará el nacimiento de crías femeninas.
Cabe mencionar que el cambio climático actual ha complicado todavía más esta situación, ya que el calentamiento global está provocando un colapso poblacional con un mayor número de hembras que de machos.
Desafortunadamente, estas evidencias podrían poner a estas especies en peligro de extinción en un futuro cercano. Un alarmante ejemplo de ello es que, actualmente, el número de hembras de la colonia de tortugas que habitan en el Océano Pacífico supera en gran número al de los machos en una relación de 116 a 1.