Una investigación a largo plazo que mantiene una constante observación en el comportamiento de 45 chimpancés que habitan en el Parque Nacional Loango, ubicado en la costa oeste de Gabón, captó por primera vez un par de ataques letales de un grupo de chimpancés hacia gorilas.
Lo interesante de esta situación es que, habitualmente, las relaciones entre estos primates se desenvuelven pacíficamente; sin embargo, los científicos de la Universiad de Osnabruck y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, atestiguaron por primera vez una conducta agresiva.
El primero de estos enfrentamientos observado por el grupo de investigadores que forman parte del denominado Proyecto Chimpancé, ocurrió en febrero de este año, cuando el equipo escuchó gritos de chimpancés, una conducta común cuando coinciden grupos de esta especie; no obstante, tras escuchar los icónicos golpes de pecho de un gorila se percataron de que, para nada, se trataba de un encuentro amistoso.
Momentos después, los expertos captaron un par de encuentros violentos que se prolongaron durante 52 y 79 minutos, respectivamente. En el primero, 18 chimpancés se organizaron para atacar a un grupo de gorilas compuesto por un macho, tres hembras y una pequeña cría. Para sorpesa de todos, los chimpancés lograron arrebatar a la cría de su madre y matarla.
La segunda agresión se documentó durante el pasado mes de junio, cuando 27 chimpancés se toparon con un grupo de siete gorilas, esta vez conformado por un macho, tres hembras, un gorila joven y un par de bebés.
Dicho enfrentamiento resultó aún más largo y violento que el anterior, dejando de nueva cuenta como víctima a una cría de gorila secuestrada por los chimpancés, cuyo cadáver fue devorado tras la huida de los demás miembros del grupo.
A pesar de que aún hacen faltan más investigaciones al respecto, los científicos pudieron hallar una pista clave para comenzar a formular diferentes hipótesis relacionadas a las causas de los ataques.
Resulta que ambos enfrentamientos ocurrieron en una época del año en la que la disponibilidad de comida desciende drásticamente. De ahí, nace la teoría de que las agresiones guardan cierta relación con la competencia por alimento, impulsada por la disminución de la productividad de la selva tropical a raíz de la emergencia climática que se vive actualmente.