Un nuevo estudio publicado este miércoles ha confirmado que las especies más grandes del reino animal corren un alto riesgo de padecer cáncer; sin embargo, con el paso del tiempo, desarrollaron mecanismos biológicos para mitigar esta probabilidad.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de la University College London, Reino Unido, analizó datos provenientes de 263 especímenes, a fin de desafiar la conocida paradoja de Peto, la cual sostiene que el tamaño corporal no influye en la incidencia de cáncer.
Durante la investigación, los científicos liderados por George Butler partieron de una premisa lógica: los animales más grandes tienen más células y viven más tiempo, situación que incrementa las probabilidades de que sus componentes acumulen mutaciones cancerígenas.
Al examinar diferentes registros de autopsias de aves, mamíferos, reptiles y anfibios, los involucrados encontraron que, efectivamente, los ejemplares de mayores dimensiones registraban tasas de cáncer más elevadas que los pequeños. No obstante, también se percataron que los primeros han desarrollado defensas naturales que contrarrestan la vulnerabilidad que su tamaño debería implicar.
Lo anterior quedó demostrado luego de que las aves y mamíferos estudiados revelaran que cada aumento del 1% en su masa corporal estaba asociada con un incremento del 0.1% en la tasa de cáncer. Mientras que para reptiles y anfibios, donde se usó la longitud corporal como referencia, el aumento fue de tan sólo 0.003%.
“Aunque esta correlación confirma que los animales más grandes enfrentan un mayor riesgo de cáncer, el incremento resulta significativamente menor de lo esperado si no existieran mecanismos protectores”, precisó el autor principal del estudio.