La Ophiocoma wendtii, una especie ‘prima’ de las estrellas de mar, vive en los arrecifes del mar Caribe. Científicos de la Universidad de Oxford llevaron a cabo cientos de experimentos de comportamiento para probar la ‘vista’ de estas estrellas, cuyo cuerpo está cubierto de miles de células sensibles a la luz.
Ophiocoma wendtii es una especie ‘prima’ de las estrellas de mar que vive en los arrecifes del mar Caribe y ha sido de interés para los científicos desde que en 1984 descubrieron que, aunque carecía de ojos, era extremadamente sensible a la luz y cambiaba de color de rojo intenso durante el día a un beige por la noche.
Ahora, un estudio del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Oxford (Reino Unido), publicado en la revista Current Biology, confirma que este cambio de color desempeña un papel importante en su particular mecanismo de visión.
El equipo intentó identificar qué causó este drástico cambio de comportamiento, eliminando posibles factores como la pérdida de motivación y la baja intensidad de la luz que dificultaba demasiado la visión. Cuando probaron con otra estrella relacionada, Ophiocima pumila, observaron que también estaba cubierta por sensores de luz, pero no mostraba el cambio de color ni fue capaz de pasar su prueba ocular.
Esto alertó a los investigadores de que el mecanismo podría estar controlado por la coloración del cuerpo, en la que se utilizan células pigmentarias móviles (cromatóforos) que rodean a las células sensoras de la luz.
“El pigmento impide que la luz llegue a los fotorreceptores desde todas las direcciones y permite que ese fotorreceptor actúe potencialmente como un píxel, ya que detecta la luz de sólo una parte del entorno. Sin el pigmento, es mucho más difícil saber de qué dirección viene la luz”, aclara la investigadora.
Este sistema es común en la visión animal, pero lo que hace que este sistema visual sea inusual es que la visión puede ser apagada y encendida por el cambio de color de su cuerpo.