Un equipo de científicos investigó el camuflaje nocturno de las lechuzas blancas y ha concluido que éstas se vuelven “invisibles” a la luz de la luna, logrando así camuflarse tanto cuando actúan de depredadores como cuando se sienten presas.
Para los expertos de la Estación Biológica de Doñana, España, el llamativo color blanco de la lechuza común (Tyto alba) podría ser una adaptación que las hace más difíciles de percibir para otros animales cuando vuelan bajo el cielo nocturno.
“A diferencia del resto de aves rapaces nocturnas, las lechuzas blancas presentan plumajes con diseños complejos, que claramente los ocultan en su entorno”, se lee en un artículo de la revista PNAS.
“El vuelo de este búho es muy silencioso, pero su blanco plumaje ventral, lejos de ser discreto, podría alertar a depredadores y presas. Sin embargo, hemos comprobado que esto no es necesariamente así”, continúa.
En ese sentido, el grupo explica que la condición práctica de “invisibilidad” generalmente no se cumple durante noches nubladas o sin luna (cielos isotrópicos), más bien durante noches despejadas, toda vez que la isotropía del cielo se ve alterada ante la presencia de la Luna, lo cual permite una compensación entre la luz de la bóveda celeste detrás de la lechuza y la luz reflejada por ella hacia el suelo.