Los hipopótamos que Pablo Escobar introdujo a Colombia representan una amenaza tan grande para las especies locales que algunos ejemplares deben ser sacrificados, plantea un estudio publicado en "Conservation Biology".
En la década de 1980, el narcotraficante importó de manera ilegal tres hembras y un macho de un zoológico de Estados Unidos para integrarlos a su colección privada que mantenía en la Hacienda Nápoles, rancho ubicado en el municipio de Puerto Triunfo.
Luego de la muerte del líder del Cártel de Medellín y la caída de su empresa criminal, las autoridades de Colombia confiscaron a sus animales exóticos. Algunas especies fueron trasladadas a zoológicos, pero los hipopótamos se quedaron en un estanque dentro del rancho porque eran difíciles de capturar y transportar.
Desde entonces, la especie ha proliferado en la cuenca del río Magdalena: pasó de 35 individuos en 2012 a entre 65 y 80 ejemplares el año pasado, según la investigación.
Si la población de estos animales no se controla, podría llegar a conformarse por mil 418 ejemplares para el año 2039. Con este crecimiento poblacional, se pondría en mayor riesgo a la biodiversidad local e incluso podrían ocurrir encuentros mortales entre seres humanos y estos animales, señala el estudio.
De acuerdo con el documento, la única acción que puede acabar con esta especie invasora en Colombia es el sacrificio de hipopótamos. Sin embargo, es una medida controversial porque son animales carismáticos.
"Nuestras proyecciones indicaron que el único curso de acción que probablemente podía conducir a la extirpación de esta especie exótica es implementar una extracción de alto nivel mediante el sacrificio", apunta el documento.
Hace algunos años, tres ejemplares salieron del estanque del rancho, causaron problemas y uno de ellos fue asesinado por un cazador contratado para perseguir a estos animales. La muerte del hipopótamo causó gran indignación y controversia.
"Ni siquiera se puede hablar de (sacrificar hipopótamos), porque el rechazo es asombroso. Me llaman asesina", comenta Nataly Castelblanco-Martínez, investigadora de la Universidad de Quintana Roo (UQROO) de México y autora principal del estudio.
La académica explica que otras especies invasoras en Colombia, como el pez león, se han sometido a controles de población similares sin causar escándalo. Si bien entiende el atractivo de los hipopótamos, considera que la discusión sobre su futuro no debería ser dictada por los sentimientos que generan.