Este fin de semana, el parque acuático MarineLand, ubicado en Ontario, Canadá, anunció la muerte de “Kiska”, la última orca en cautiverio del país, a los 47 años de edad.
También conocida como la orca más solitaria del mundo, esta ballena saltó a la fama en 2011 luego de que sus similares, incluyendo 5 crías, fallecieran, dejándola completamente sola durante la última etapa de su vida.
De acuerdo con el inmueble, la salud de “Kiska” se había deteriorado en las más recientes semanas, a tal punto que los esfuerzos del equipo de cuidado de mamíferos marinos fueron en vano, pues el enorme cetáceo murió el pasado viernes 10 de marzo.
Como era de esperarse, esta noticia generó gran tristeza entre asociaciones protectoras de animales y expertos, quienes por mucho tiempo exigieron la liberación de la orca, pues en múltiples ocasiones fue captada golpeándose repetidamente contra el vidrio del estanque en el que permaneció encerrada desde hace ya una década.
Incluso, horas después del deceso, el grupo canadiense Animal Justice pidió una investigación sobre el trato que recibió “Kiska” en las instalaciones de MarineLand, argumentando que su vida estuvo marcada por “tragedia tras tragedia”.
“Aunque la muerte de `Kiska´ es un triste recordatorio de los efectos negativos de mantener animales en cautiverio, también pone de manifiesto la importancia de asegurar que los mismos reciban el mejor cuidado posible”, escribieron en redes sociales.
“Resulta necesario seguir trabajando por una legislación más estricta y mecanismos de supervisión más rigurosos para garantizar que los animales en cautiverio tengan el respeto y protección que merecen”, concluyeron.