El oxígeno es un compuesto incoloro, transparente, inodoro e insípido. Si bien los seres humanos no somos capaces de siquiera saborearlo, una nueva investigación acaba de revelar que los peces cebra (Danio rerio) pueden usar su sentido del gusto para medir los niveles de oxígeno en el agua.
En palabras de Steve Perry, profesor de biología de la Universidad de Ottawa, en Canadá, este es el primer ejemplo de una estrecha relación entre el gusto y la respiración en los peces.
“Descubrimos que las células que detectan oxígeno cuando el pez cebra respira bajo el agua están presentes en sus papilas gustativas, órganos del gusto que en los vertebrados se encuentran en la lengua, el paladar blando y el epitelio de la faringe”, indicó el líder del estudio.
“Estas células desempeñan un papel en la regulación de las respuestas del sistema respiratorio y sirven como un mecanismo para responder a la hipoxia…Hasta ahora, no se sabía que las células gustativas tuvieran una doble funcionalidad, y este hallazgo anula la creencia convencional acerca de los órganos sensoriales de los organismos acuáticos”, agregó.
Para Perry y el resto de colaboradores, esta capacidad de los peces cebra de “probar” la concentración de oxígeno en el agua podría representar un mecanismo de supervivencia esencial, el cual les permite responder rápidamente a condiciones hipóxicas.
“Hoy día, que el entorno que rodea a los ecosistemas está cambiando drásticamente debido al cambio climático, resulta cada vez más importante profundizar nuestra comprensión de los mecanismos mediante los cuales los organismos acuáticos perciben los cambios en su entorno”, concluyó el experto.