La tortuga Diego, que el lunes regresó a la isla Española tras 87 años en el exilio, dio sus primeros pasos en su viejo-nuevo hogar, donde seguirá siendo rastreada y seguida por expertos del Parque Nacional Galápagos (PNG).
Con su liberación en la isla, de donde aparentemente fue capturada en 1933, y tras haber colaborado para salvar a su especie con 800 procreaciones, el Parque dio por cerrado oficialmente el programa de reproducción y crianza en cautiverio de la especie Chelonidis hoodensis en la isla Española, al sureste del archipiélago de Galápagos.
Gracias al proyecto, llevado a cabo con el Galapagos Conservancy, a través de la Iniciativa para la Restauración de las Tortugas Gigantes (GTRI, por sus siglas en inglés), la especie ha pasado de 15 a 2 300 ejemplares en las cuatro décadas que duró el programa.
En la Española, existen otras especies, como iguanas y lobos marinos, pero la presencia de las tortugas resulta indispensable para la supervivencia de especies como los albatros, ya que estas aves requieren características especiales para despegar y aterrizar, y son, precisamente, las tortugas las que abren espacios.