Hace 140 millones de años, cuando el mundo se dividía en dos enormes continentes, la masa territorial que hoy es Australia se separó definitivamente de Gondwana y, como ninguna otra plataforma de tierra firme, se aisló del resto de los continentes. Posteriormente, gracias al efecto del clima y la interacción de las placas tectónicas, terminó erigiéndose en un refugio único para la flora y fauna de la región, provocando que la diversidad de ecosistemas en Australia esté compuesta, hoy en día, por una gran variedad de especies endémicas.
De ahí que la megadiversidad australiana sea una de las más importantes del mundo, especialmente en lo que se refiere a los marsupiales, una clase de mamíferos que se caracterizan por completar su desarrollo embrionario por medio de bolsas que cubren las glándulas mamarias, llamadas marsupio.
Aunque los últimos esfuerzos de preservación en la isla apuntan a una rápida desaparición de las especies nativas debida a la fauna invasora, una reciente investigación dio a conocer una gran noticia: fueron descubiertas dos nuevas especies de petauros gigantes, un marsupial de tamaño mediano, con orejas redondas y hocico similar al de un ratón.
Tradicionalmente, se pensaba que el petauro gigante habitaba, tanto en el sur, como en el centro y norte del país insular, sin embargo, el mencionado estudio demostró, a través de análisis morfológicos y de ADN, que no se trata de una sola especie (Petauroides volans), sino que la familia está compuesta por tres variedades distintas según la región que habitan.
Este descubrimiento se produjo después de los terribles incendios forestales que azotaron a Australia durante 2019 y 2020.
Finalmente, los científicos concuerdan en que esta nueva clasificación de tres especies permitirá dirigir de mejor forma los esfuerzos de conservación de los petauros, así como del resto de la fauna australiana ante las múltiples amenazas que enfrentan en la actualidad.