Los vecinos de la localidad urbana de Nordelta, en Tigre, provincia de Buenos Aires, Argentina, advirtieron en las últimas semanas sobre la invasión de carpinchos (Hydrochoerus hydrochaeris) en sus barrios. Si bien esta situación al principio parecía algo curioso y hasta pintoresco, ahora denunciaron que estos roedores de gran tamaño han estado atacando a sus mascotas, generando daños materiales e incluso, provocando accidentes de tránsito.
Y es que al principio, estos mismos vecinos admiraban la presencia de carpinchos en la zona; pero como la población de estos animales comenzó a crecer en el último tiempo, ahora la convivencia ya no es la ideal.
Quizá, el caso más sonado sobre estos ataques fue el de “Oreo”, un perro de raza Schnauzer mini que fue mordido por un carpincho. El hecho sucedió el pasado 1 de agosto y fue dado a conocer a través de las redes sociales. “Quisiera que trasladen a los carpinchos porque atacaron a mi mascota en mi propio jardín. Casi lo matan. Logramos salvarlo de milagro gracias a que una vecina veterinaria pudo auxiliarlo tras escuchar sus gritos de dolor”, explicó la dueña del can.
“Le mordieron el estómago y las piernas. Ahora mi pobre perrrito no quiere salir más al jardín. A pesar de que lo cerqué, sigue invadido de carpinchos, la verdad no quiero convivir con ellos cerca de mi casa”, agregó y cuestionó a quienes defienden a estos mamíferos.
Tras este tipo de historias, los vecinos alarmaron que también tienen temor a que los carpinchos puedan atacar a alguno de sus hijos, especialmente a los más pequeños. A pesar de que esto aún no ha ocurrido, estos ejemplares sí que han causado otros inconvenientes, los cuales van desde la interrupción del tránsito hasta accidentes automovilísticos
En ese sentido, el vecino Gustavo Iglesias decidió armar un grupo junto con otros habitantes del lugar para intentar encontrar una solución a este inconveniente, debido a que las autoridades poco y nada han hecho ante sus denuncias.
“Nos encantan los carpichos, la primera vez que vimos uno nos dio mucha felicidad. El tema es que después empezaron a reproducirse de manera exponencial y ahora caminan por las calles, devoran los jardines y atacan a las mascotas. Tampoco sabemos qué enfermedades puedan transmitir y si podrían, o no, atacar a los niños, porque siempre andan en manada por todos los barrios”, señala iglesias.
Asimismo, aseguró que, por ahora, hay 400 de estos roedores en el lugar, pero estima que para final de año habrá más del doble. “No queremos que les pase nada malo, pero la situación ya es insostenible”, finalizó.