En toda su historia natural, el espacio de tiempo en que la Tierra ha sido habitable podría considerarse como “breve”.
Y es que desde sus orígenes, nuestro planeta ha pasado por cambios climáticos constantes, desde milenios de tormentas eléctricas hasta erupciones volcánicas que cubrieron a la superficie terrestre.
Sin embargo, mientras todo esto ocurría, las condiciones planetarias tampoco eran aptas para que se desarrollara la biosfera.
Ahora, miles de millones de años de historia natural después, el proceso se está viendo alterado gravemente gracias a la actividad humana. A tal punto que, hoy en día, los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera son tan altos que son equiparables a los que existían hace 4 millones de años; es decir, en la prehistoria.
Según los registros de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), este gas tóxico ya rebasa en un 50% los niveles preindustriales.
A partir de la información recabada en el observatorio ubicado en la cima de la montaña en la Isla Grande de Hawaii, el promedio de CO2 en la atmósfera está en un promedio de 420.99 partes por millón (ppm).
“La última vez que se vieron estos niveles de contaminación atmosférica fue hace aproximadamente 4 millones de años. En ese entonces, la temperatura era 2-3 grados centígrados más cálida y el nivel del mar se encontraba 10 o 20 metros por encima del actual”, explica Rick Spinrad, secretario general de la NOAA.
“A este ritmo, muchas ciudades grandes corren el riesgo de ser enterradas bajo las olas en el futuro próximo”, advierte.
El objetivo, ahora, es tratar de mitigar estas consecuencias, las cuales son cada vez más erráticas y violentas.
“El incesante aumento de dióxido de carbono es un claro recordatorio de que debemos tomar medidas más serias y urgentes para convertirnos en un mundo más preparado para el clima”, concluye el especialista.