Generalmente, hablar del bien y el mal viene acompañado de un debate ético, moral y filosófico; sin embargo, esta percepción es exclusiva de nosotros los seres humanos, pues los animales no tienen establecido si sus acciones son positivas o negativas, ya que suelen actuar por mero instinto.
Cuando un gato rompe o tira algún objeto al piso, araña el sillón o llega a comerse algo que no debe, él no sabrá diferenciar si fue algo bueno o malo. No obstante, aunque no sepa catalogar el valor de su acción, sí que es capaz de entender que hay actitudes que no le agradan a su dueño.
Y es que a diferencia de los perros, los mininos pueden distinguir el estado de ánimo de sus propietarios a través de la interpretación de gestos faciales, lenguaje corporal o tono de voz.
Así lo revelaron los investigadores Charlotte de Mouzon, Marine Gonthier y Gérard Leboucher, de la Universidad Paris Nanterre, Francia, en su más reciente estudio publicado en la revista Animal Cognition, a la vez de asegurar que estos animales de compañía comprenden entre entonaciones agudas y graves.
“Los gatos discriminan el habla dirigida específicamente a ellos del habla dirigida a los adultos”, describen los autores.
“La atención que ponen los felinos a los humanos se da mediante el movimiento de las orejas y el desplazamiento completo hacia el origen del sonido. Este factor, sumado a que se deben separar las tonalidades de voz, los hace aptos de entender cuáles acciones te hacen enojar, incluso hasta en qué momento estás feliz o triste”, explican.
Pero, ¿los gatos se pueden disculpar? Como se mencionó, los felinos no son capaces de sentir emociones complejas. Pero a pesar de ello, siempre buscarán estar en armonía con sus dueños, por lo que harán algunas acciones para que el estado de ánimo sea positivo luego de que se hayan enojado.
Dar besos, acostarse a un lado y dejarse acariciar son algunas de las señales que demostrarán que la mascota quiere estar en paz.