En el ámbito de la rehabilitación veterinaria, los gatos han permanecido durante mucho tiempo al margen de las terapias acuáticas debido a su conocida aversión al agua. Frente a este escenario, un equipo de la Clínica y Laboratorio Veterinario San Marco en Padua (Italia), desarrolló el primer protocolo específico para inducir la adaptación felina al entorno acuático.
Según explicó Stefania Uccheddu, impulsora de la iniciativa, el objetivo principal consiste en reducir el estrés característico que experimentan los gatos al entrar en contacto con el agua, permitiéndoles así acceder a los beneficios de la rehabilitación en medios acuáticos.
“Es increíble, de verdad, porque es cuestión de familiarización. Los gatos simplemente no saben lo que es el agua, como cuando nosotros vemos una playa por primera vez. Pero cuando ellos se acostumbran al entorno de la fisioterapia, este líquido deja de ser un problema”, comentó.

Para lograr que estos felinos acepten el agua y el entorno de fisioterapia, el equipo involucrado implementó un proceso gradual y personalizado. El primer paso consistió en permitir que exploren libremente la sala y el equipo, todo en seco, para familiarizarse con el entorno desconocido. Luego, experimentan una sensación húmeda leve al colocarles una toalla mojada en las patas.
Finalmente, la exposición al agua se realiza de manera progresiva durante varias sesiones, sumergiendo al ejemplar en pocos centímetros de acuerdo a su tolerancia. Para asegurar la comodidad y disminuir la ansiedad, sus respectivos dueños están presentes en todo momento.
“La terapia acuática ofrece una alternativa segura y eficiente para la recuperación funcional en animales con problemas ortopédicos y neurológicos”, explicó Uccheddu.
“Nuestros hallazgos subrayan que los gatos no deberían ser excluidos automáticamente de la terapia acuática sólo por su reputación de tenerle miedo al agua”, afirmó.