Puede que a muchos les produzca extrañeza o ni se les haya pasado por la cabeza pero a día de hoy el hurón es el tercer animal de compañía favorito, solo por debajo, de los perros y los gatos. Sin embargo, no es una moda reciente. En Estados Unidos, por ejemplo, la afición por tener un hurón en el hogar es mucho más longeva (los hurones que proceden de allí pertenecen a la tercera generación de estas mascotas) y se cree que ya eran empleados como animales domésticos por los egipcios hace mas de 2.500 años aunque nunca fueron tan apreciados por ellos como los gatos.
Durante cientos de años el principal uso que se le ha dado a los hurones ha sido para el control de los roedores y para la caza de conejos, ya que gracias a su cuerpo largo y estilizado pueden colarse sin dificultad en sus madrigueras. Posteriormente, también han sido utilizados en misiones tecnológicas, como llevar cables a través de largos conductos, por ejemplo, en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA o para ‘instalar’ el cableado de televisión y sonido de una de las bodas reales más sonadas del pasado siglo, la de Carlos de Inglaterra y Diana Spencer.
Pero, ¿por qué el hurón puede convertirse en la mascota perfecta? Conozcamos al detalle algunas de sus características y sus principales necesidades antes de animarnos a llevarnos uno a casa.
¿Cómo son los hurones?
El hurón es primo hermano de la comadreja, el tejón, la mofeta y la nutria, es decir, pertenece a la familia de los mustélidos pero, al contrario que sus parientes es la única subespecie doméstica.
Físicamente son alargados (unos 38 centímetros) con patas y cola corta, orejas redondeadas y su peso suele oscilar entre el kilo y los dos kilos y medio. Cuidados debidamente pueden alcanzar los ocho o diez años de vida.
¿Cómo es su carácter?
Los expertos consideran que tienen lo mejor de los perros y los gatos: son curiosos y limpios como los felinos, sociables y simpáticos como los canes y, además, hipoalergénicos, lo que les convierte en una maravillosa alternativa para las personas con alergia al pelo de las mascotas.
Más allá de comparaciones, los hurones pueden considerarse excelentes animales de compañía por varias razones. Son tremendamente sociables, se llevan bien con los miembros de la propia especie, con perros y gatos y, por supuesto, con los humanos. Les encanta su compañía, son juguetones y muy inteligentes: puede aprender su nombre, responder a la llamada de su dueño, mantenerse quieto sobre sus hombros, adaptarse a salir a pasear con correa e, incluso, la capacidad de abrir puertas.
Precisamente por ese carácter sociable se recomienda decantarse por él si estamos convencidos de ser compatibles con su ‘estilo de vida’: si nos gusta pasar tiempo en casa, dedicarle horas de juego, amaestrarle y mimarle. Cuando estén bajo supervisión de un humano conviene que pasen todo en tiempo que pueden recorriendo libremente la casa para que puedan moverse y hacer ejercicio, eso sí, siempre muy pendientes para evitar que se hagan daño o se escapen. Por supuesto, son una excelente compañía para los más pequeños de la casa, de hecho, se han empezado a utilizar en terapia con niños con trastornos de espectro autista.