John Rucker, un ex profesor de secundaria, junto con sus seis perros pasan sus días entre climas extremos, animales preligrosos y terrenos difíciles con un solo objetivo: rastrear y encontrar tortugas en peligro de extinción.
Para lograrlo, el hombre ha entrenado a sus fieles mascotas para que capten el olor de los reptiles y una vez que los encuentren, den vueltas a su alrededor. Gracias a esta acción, las tortugas se meten a su caparazón y los caninos pueden tomarlas con su hocico, sin hacerles ningún tipo de daño, para después llevarlas con John.
Según Rucker, de 73 años, todo su trabajo se basa en el amor, la confianza y el respeto hacia los animales. De hecho, él no acostumbra darle premios a sus perros por encontrar tortugas, ya que, según él, éstos salen a buscar cada día por sentimientos en el corazón.
Pero…¿cómo comenzó esta noble labor?
John Rucker es un hombre alto, delgado, con barba gris, aficionado a la guerra revolucionaria, pero muy activo para su edad. Antes de ser rastreador de tortugas, se desempeñaba como profesor de secundaria.
Su aventura comenzó sin buscarla a finales de los años 90´s, cuando a su padre le diagnosticaron con Alzhemier. En ese momento, John dejó su hogar en Montana y se trasladó a Carolina del Norte para cuidar de él.
Una vez ahí, el hombre se dio cuenta como “Buster Brown”, un perro de raza Boykin Spaniel, comenzó a rescatar tortugas por mero instinto.
Al observarlo por varias semanas, John decidió unirse a esta noble labor y así, ayudar a los reptiles se convirtió en un pasatiempo que acabó siendo su misión de vida.
Ahora, 20 años después, este hombre continúa con las mismas ganas que antes, entrenando nuevas camadas de perros para ayudar a preservar tortugas en peligro de extinción.