Desde hace ya varias décadas, resulta común ver a personas compartiendo momentos de juego y cariño con sus mascotas en espacios públicos. Sin embargo, lo que antes podía parecer una simple actividad recreativa, hoy refleja una transformación más profunda: los perros están asumiendo roles emocionales que eran exclusivos de los seres humanos.
Según determina un nuevo estudio elaborado por la Universidad Eotvos Loránd, en Hungría, este cambio no es casual, sino que está directamente relacionado con la evolución de las estructuras sociales y las dinámicas familiares. Y es que en un contexto donde las familias son más pequeñas y las tasas de natalidad continúan a la baja, estos animales domésticos se han convertido en algo más que simples compañeros.
Tras realizar una encuesta a dueños de perros, los autores se percataron que hasta dos tercios de los entrevistados consideran a sus mascotas más importantes que cualquier otro individuo en sus vidas. Dicho dato evidencia cómo los vínculos con los canes ya han alcanzado una profundidad emocional que redefine las relaciones humanos en un mundo cada vez más individualista.
De igual manera, el equipo se encontró con otros resultados a considerar, entre ellos que el 97.6% de los dueños obtiene alegría en el contacto físico con sus perros; el 93.7% valora el amor incondicional que sólo estos ejemplares parecen ofrecer; y que un 88.4% resalta la belleza de sus animales como un factor que eleva su calidad de vida.
“Actualmente, los perros no son sólo mascotas, son compañeros que llenan vacíos emocionales y refuerzan los vínculos afectivos de un mundo cada vez más individualista. Este análisis demuestra que su impacto no se limita a un contexto funcional, sino que también abarca dimensiones emocionales y sociales que influyen de manera directa en el bienestar de sus dueños”, mencionó Laura Gillet, líder del estudio.