No cabe duda que la historia perruna de “Pelusa” es una demostración de lealtad y amor.
Hace aproximadamente un año, esta mascota llegó al Cementerio Municipal Benito Juárez, en Nogales, Veracruz, durante el cortejo fúnebre de su amo, y a partir de ese momento se quedó custodiando la tumba donde descansan los restos de su querido humano.
Al percatarse de esta situación, los sepulteros del lugar decidieron adoptarla, cuidarla y alimentarla con raciones de croquetas.
De acuerdo con el administrador del Cementerio, Alejandro García Palacios, “Pelusa” es un perrita mestiza pero con un corazón puro. Ella, platica, tenía su hogar en el municipio de Huiloapan; sin embargo, el jefe de la familia murió.
“Sus familiares trataron de llevársela muchas veces, pero siempre regresaba al camposanto. Desde entonces, la mascota ya no regresó a casa nunca más”, relata el trabajador.
“`Pelusa´ se rehúsa a abandonar a su dueño, aunque ya no se encuentre con vida. Todos los días en la tarde se acuesta cerca del seplucro y le hace compañía”, detalla.
Pero eso no es todo, pues cuando llegan los visitantes, “Pelusa” de inmediato hace amigos y los acompaña al recorrido.
“La gente llega al Cementerio con el dolor de perder un ser querido. Pero al final se emocionan con el gesto amigable de la canina. La acarician y se convierte en una especie de terapeuta emocional”, finaliza García Palacios.