Recientemente, los países miembro de la Unión Europea (UE) acordaron reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de vehículos pesados, como autobuses y camiones, hasta un 90% para el año 2040.
A espera de que el Parlamento Europeo fije su posición ante esta iniciativa, la postura pactada entre las naciones mantiene las líneas generales de la propuesta inicial que presentó la Comisión Europea en marzo pasado, con un recorte de las emisiones medias del 45% para los nuevos automóviles en 2030; un incremento respecto al 30% de la ley vigente; y a continuación un 65% en 2035 y un 90% en 2040.
“Los ciudadanos merecen vivir en un entorno más verde y saludable, y ahora estamos un paso más cerca de este objetivo. Al mismo tiempo, también estamos asegurando la competitividad de la industria, al aclarar el camino para nuevas inversiones”, expresó la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Según la postura de los países miembro, introducen cierta flexibilidad en la implementación de la regulación, como una excepción para los pequeños fabricantes y vehículos utilizados en minería, silvicultura y agricultura.
De igual manera, propusieron conceder un trato especial a las unidades empleadas por las fuerzas armadas, servicios de bomberos, protección civil, orden público, atención médica, así como los camiones de la basura.