Los manglares constituyen una primera línea de defensa natural frente a fenómenos marinos y, además, son importantes sumideros de carbono.
En el marco por el Día Internacional de Conservación del Ecosistema de Manglares, la alianza internacional de organizaciones ecologistas Global Mangrove Alliance (GMA) publicó un análisis que demuestra la función de estos ecosistemas, pues con una extensión de cerca de 140 mil kilómetros cuadrados en zonas tropicales y subtropicales, nos protegen frente a la erosión, el oleaje y el aumento del nivel del mar, reduciendo así el riesgo de sufrir inundaciones.
Según cálculos de la GMA, éstos también previenen daños a la propiedad por un valor de más de 64 mil millones de dólares anuales.
Como se mencionó al principio, son capaces de capturar altas tasas de carbono, a tal punto de que una hectárea retiene hasta 100 veces más carbono que otra de bosque tropical.
Otra de sus ventajas es que sus raíces funcionan como hábitats para la cría de moluscos, peces y crustáceos, por lo que millones de personas dedicadas a la pesquería alrededor del mundo dependen económicamente de sus existencia.
Lamentablemente y a pesar de todos estos beneficios, el estudio reveló que los manglares están desapareciendo.
El análisis de la GMA, elaborado por científicos y expertos, identificó pérdidas de manglar en un 10.8%, más de 15 mil kilómetros cuadrados, tan sólo entre 1996 y 2016; y concluyó que el 60% de esos daños ocurrieron debido al impacto humano a través del desarrollo costero, la acuicultura y la deforestación.
En el caso específico de nuestro país, zonas como Nayarit y Quintana Roo perdieron cerca de 10 mil hectáreas de manglares en 2020.
Al respecto, el plan de la Alianza es aumentar el área de manglares en un 20% para 2030 y recuperar sus servicios ecosistémicos; las pesquerías; la calidad del agua; la fijación del carbono; la protección costera; los empleos; y la seguridad alimentaria.