En un hecho sin precedentes de la vida humana en la Tierra, el hoyo de la capa de ozono en el ártico se cerró. Este hoyo existe desde hace muchísimos años como resultado de los gases industriales que se emitían. Sin embargo, la razón detrás de este fenómeno no fue una reducción de la contaminación ni nada parecido.
Según, el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus, la capa de ozono y su hoyo, ubicado en el ártico, sufrió una reducción significante que llevó a que se cerrara. Esto sucedió durante el comienzo del invierno y fue producido por una ola de calor.
Esta fue producto de una extraña variación en el clima, provocada en gran medida por el cambio climático; lo que paso fue que, se produjo un ciclón a gran escala ubicado en la zona media y alta de la tropósfera y la estratósfera. Esto logró que el agujero se dividiera y que fuera llenado por aire rico en ozono dentro del Ártico.
Aunque, esto llevó al cierre de este agujero, los científicos encargados de este sistema de vigilancia aseguran que este se volverá a abrir, pero no llegará a niveles tan bajos de ozono como se detectaron en marzo y abril de 2020. Este mismo hoyo fue detectado por la Agencia Espacial Europea durante los primeros meses del año pasado, cuando encontraron que varios micro agujeros de la capa de ozono estaban comenzando a acumularse en el Ártico.
Lo anterior, dejó una gran preocupación entre la comunidad científica, pues un agujero de este tamaño en el ártico no se había visto nunca antes y la capa de ozono sigue siendo la mayor barrera para preservar la vida en la Tierra. La protección de la capa de ozono es una prioridad, principal, desde que hace algunas décadas se descubrió que existía un agujero en la Antártida, provocado por contaminantes que disolvían el ozono en el aire a gran altitud; dejando así, completamente desprotegida la Antártida.