Mientras la burocracia retrasaba un proyecto de revitalización de un humedal en República Checa, dos familias de castores aparecieron para poner dientes a la obra y proteger dicha zona. ¿Cómo? Construyendo una serie de diques que han logrado el mismo efecto que una obra de ingeniería, la cual habría costado alrededor de 1.2 millones de euros.
Este increíble suceso ocurrió en los alrededores de los Montes Brdy, donde se origina el río Klabava. Allí se encuentra un viejo estanque artificial, con una extensión de 118 hectáreas y cuyo origen se remonta al año 1565.
Desde hace ya un tiempo, toda esa zona necesitaba revitalizar los humedales bajo el estanque, de manera que durante la época de lluvias se evite que el suelo se erosione demasiado y provoque situaciones de peligro para los visitantes.
Precisamente, es aquí donde juegan su papel los castores, pues hoy día sus estructuras naturales resultan muy codiciadas debido al cambio climático.
“Las presas construidas por los castores son capaces de retener el agua en el paisaje, disminuir los picos de caudal durante las lluvias intensas y reducir el riesgo de inundaciones”, destacó Bohumil Fiser, director de la Agencia checa de Protección de la Naturaleza y el Paisaje.
“Un proyecto de revitalización tenía un objetivo similar, pero resultó innecesario, ya que los castores fueron más rápidos”, indicó.