No cabe duda de que el clima de la Antártida es el más frío en el mundo. El registro más bajo de temperatura en este lugar se fijó el 21 de julio de 1983, con 89.2 grados centígrados en la Base Vostok; por este motivo, a primera instancia resulta impensable que en la Antártida crezcan flores , sin embargo, en años recientes sus tierras han comenzado a llenarse de plantas.
Lo anterior podría parecer algo extraordinario, pero la realidad es que es una señal que ha preocupado a los científicos alrededor del mundo, y a continuación te explicamos la razón.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature encontró que las únicas plantas con flores del continente han estado creciendo rápidamente en la última década, esto gracias a las temperaturas, las cuales cada vez son más cálidas.
“La Antártida está actuando como un canario en una mina de carbón”, asegura Nicoletta Cannone, autora principal del artículo y profesora asociada de la Universidad de Insubria, en Italia.
La investigación analizó la propagación de las especies Deschampsia antarctica y Colobanthus quitensis entre 2008 y 2019.
“Estas plantas cuentan con un metabolismo bien adaptado a las duras condiciones del clima antártico. Además, son capaces de realizar la fotosíntesis a temperaturas bajo cero y cubiertas de nieve, y pueden reiniciar su crecimiento al final del largo invierno”, explica la especialista.
Los resultados indicaron que la Colobanthus quintesis creció cinco veces más rápido entre 2009 y 2018 en comparación con las tasas de crecimiento de 1960 y 2009. Por su parte, la Deschampisa antarctica se desarrolló 10 veces más en la última década.
“Nuestro trabajo proporciona la primera evidencia de los impactos acelerados del calentamiento global en la Antártida. Las plantas y flores son los mejores indicadores de que los ecosistemas terrestres ya no pueden evitar la crisis climática actual”, advierte Cannone.
Si bien el continente más frío de la Tierra aún no experimenta cambios tan rápidos como el Ártico, nuevas investigaciones como ésta muestran que la Antártida y ningún lugar del mundo es inmune al calentamiento global.