La contaminación acústica, el cambio climático o la colisión con un barco podrían haber causado la muerte de una ballena minke de dos metros y medio de longitud, que recién fue encontrada a orilla del río Támesis, debajo del puente Battersea.
Un bote patrulla de la Autoridad del Puerto de Londres halló el cadáver de este cetáceo, el tercero encontrado en dos meses en un área inusual, el Támesis, poco antes de la medianoche del viernes, pero se desconoce cómo llegó allí o las causas de la muerte, por lo que expertos buscarán determinarlo.
La Sociedad Zoológica de Londres (ZSL, por sus siglas en inglés), que llevará a cabo un examen post mortem al cuerpo de la ballena, precisó que esta minke es el mamífero marino número 47 que ha encallado en Reino Unido en lo que va de este año.
Además, es la tercera ballena muerta en el Támesis en el lapso de dos meses, después de que en octubre aparecieron por separado los cuerpos de una jorobada y una sei, ésta en peligro de extinción, indicó la organización benéfica británica dedicada a la conservación de los animales y su hábitat.
Aún es demasiado pronto para especular sobre la causa de la muerte de este ejemplar minke, sostuvo Rob Deaville, quien lidera un proyecto de investigación sobre el encallamiento de criaturas de cetáceos en la ZSL, citado en reportes de la prensa británica.
Dijo sin embargo que la organización no descartaba ninguna causa, en particular las relacionadas con las actividades humanas, incluidos los equipos de pesca que pueden provocar lesiones graves a los cetáceos, incluso la muerte.
Los barcos se han convertido en una creciente amenaza global para las ballenas, pero también para focas, delfines, tiburones y tortugas tanto en zonas costeras como en altamar, ya que se han registrado colisiones que han arrebatado la vida a innumerables animales marinos.
Investigadores atribuyen esta problemática al aumento desmedido del tráfico en los océanos, el cual también ha incrementado la contaminación acústica y ésta a su vez alterado los ciclos y comportamientos naturales de la fauna.
Además, el cambio climático está cambiando la distribución del plancton, uno de los elementos preferidos en el menú de una ballena, lo cual podría provocar que se muden a nuevas áreas que se superponen con las rutas marítimas comerciales.