Un lago grande, profundo y cubierto de hielo ha desaparecido repentinamente en la superficie de una plataforma de hielo antártica, probablemente a causa del propio peso del agua.
Este raro evento, revelado en un estudio publicado en la revista científica “Geophysical Research Letters”, ocurrió a principios de este año en la plataforma de hielo Amery ubicada en la Antártida oriental y se estima que entre 600 y 750 millones de metro cúbicos de agua se perdieron en el oceáno.
Los autores del estudio, varios pertenecientes al Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, utilizaron imágenes provenientes de un satélite radar que es capaz de captar fotografías y video durante la noche polar, con el objetivo de fijar el tiempo exacto del evento. Después del drenaje, en lugar del lago, se encontraba una depresión en forma de cráter en la superficie de la plataforma de hielo, que cubría aproximadamente once kilómetros cuadrados. Esta depresión de la superficie, catalogada como “dolina”, contenía los restos fracturados de la capa de hielo.
“Creemos que el peso del agua acumulada en este profundo lago abrió una fisura en la plataforma de hielo debajo del lago, un proceso conocido como hidrofactura, el cual hace que el agua drene hacia el océano que se encuentra por debajo”, explicó el autor principal del estudio, Roland Warner.
Cabe mencionar que el proceso de hidrofactura se ha visto con anterioridad en el colapso de plataformas de hielo más pequeñas en la Península Antártica; sin embargo, los científicos lucieron asombrados al momento de observar que un hielo fue capaz de atravesar un espesor de alrededor de 1400 metros.
No obstante, los autores señalan que es demasiado pronto para concluir que el drenaje de este lago de agua de deshielo está relacionado con las crisis ambientales que hoy en día afectan a la tierra, especificamente el calentamiento global.
“Este abrupto evento fue, aparentemente, la culminación de décadas de acumulación y almacenamiento de agua derretida debajo de esa tapa aislante de hielo”, comentó Jonathan Kingslake, coautor de la investigación.