El Ártico experimentó su peor verano en términos de emisiones derivadas de incendios forestales, informó el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernicus (CAMS, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea.
Los orígenes de los incendios son difíciles de determinar, pero los investigadores piensan que algunos de los primeros fueron "incendios zombis".
Este tipo de incendios pueden continuar ardiendo bajo tierra durante el invierno, incluso sepultados por la nieve. Al pasar un tiempo, son capaces de volver a prender llamas en la superficie.
Durante todo el año pasado, los incendios emitieron 181 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero que contribuye a agravar la crisis climática.
Lo anterior es poco menos de las emisiones anuales de Argentina, según cifras del Global Carbon Atlas.
Sin embargo, las emisiones de este verano superaron a las de todo el 2019, advierte el CAMS en un comunicado.
Del 1 de enero al 31 de agosto del 2020, se emitieron 244 millones de toneladas de CO2 como consecuencia de los incendios forestales en el círculo polar ártico, lo que impuso un nuevo récord.
Esta cantidad representa casi la mitad de la que libera México cada año, de acuerdo con datos del Global Carbon Atlas.
Mark Parrington, expertos en incendios forestales del CAMS, señaló que durante el actual verano se observaron condiciones más cálidas y secas que el promedio histórico.
"Los incendios del Ártico que arden desde mediados de junio con alta actividad ya han batido el récord de 2019 en términos de escala e intensidad, como se refleja en las emisiones estimadas de CO2", detalló.
La mayoría de los incendios recientes se observaron en la República de Sajá, uno de los territorios de Rusia.Si bien el pico de la temporada de incendios en el Ártico ocurre en julio y los primeros días de agosto, la República de Sajá y Chukotka, un distrito autónomo de Rusia, registraron un número de estos incidentes por encima del promedio histórico durante todo agosto, alertó el CAMS.