Álamos transgénicos, más resistentes a las sequías y la salinidad, se plantean como una alternativa en contra del avance del desierto en zonas de Asia y África, y así proporcionar más recursos de vida a los habitantes de estas emprobecidas zonas biológica y económicamente.
Resco de Dios, catedrático de Biología Forestal y líder del proyecto, señala que, aunque estas plantas transgénicas siguen en desarrollo y estudio, podrían ayudar en un futuro a “detener el avance del desierto en Asia Central o en el Sahel (África), entre otras áreas del planeta.
Los álamos (Populus) son árboles de crecimiento rápido, los cuales pueden llegar a medir hasta 30 metros según la especie y suelen encontrarse en Europa, América del Norte, África y ciertas zonas de Asia, como China o Kazajistán.
De acuerdo con el proyecto llevado a cabo en la Universidad de Southwest, los álamos no sólo ayudarán a detener el desierto, sino también proporcionarán a la población local recursos de subistencia y de vida.
“Se necesitan árboles para luchar contra la sequía y, a la vez, proporcionen suficientes medios como leña para la población local, y que no suponga la deforestación de la poca vegetación que pueda quedar en esas áreas geográficas”, explica Resco de Dios.
Por ahora, los investigadores se encuentran trabajando a partir de dos variedades de álamo: el Populus euphratica y el Populus tomentosa. El primero es una variedad muy resistente a la sequía y a la salinidad, característica de los desiertos de Asia; mientras que la segunda se caracteriza por su rápido crecimiento.
“El trabajo aún se encuentra en fase experimental y todavía faltan pruebas de campo. No obstante, podría ser la solución a futuro para muchas zonas afectadas por la sequía”, finaliza el experto.