El 12 de Tom Brady, el 2 de Derek Jeter, el 7 de Cristiano... Hay números que se vuelven marcas registradas con el paso del tiempo, pero probablemente ninguno es tan identificado como el 23 de Michael Jordan, la más grande leyenda de la NBA quien, en un juego del Día de San Valentín de 1990, no pudo portar su uniforme ¡porque se lo robaron en el vestidor!
Los Chicago Bulls visitaron a los recién fundados Orlando Magic aquel 14 de febrero. Era un día normal, los Toros llegaron a la entonces Orlando Arena (hoy Amway Center) para comenzar la sesión de tiros al aro y estiramientos previos al partido. Al volver al vestidor para cambiarse, Jordan le preguntó a los utileros por su uniforme, quienes, desconcertados, no supieron contestar.
La desaparición se hizo prioridad, algunos compañeros ayudaron en la búsqueda sin éxito. Para colmo, el equipo no llevaba prendas adicionales, por lo que –según un reporte del diario Orlando Sentinel– se buscó entre los aficionados a alguno que llevara la playera 23 para que Su Majestad lo utilizara. Uniformes con esas características se contaban por decenas en la grada, pero ninguno de la talla necesaria para un hombre de 1.98 metros.
Le robaron el jersey, pero no la magia. Michael Jordan tuvo una espectacular noche con 49 puntos, aunque los Toros cayeron en tiempo extra 135-129 ante los locales, equipo que sólo había ganado 15 de 48 juegos.
De acuerdo con Sports Illustrated, nunca se conoció la identidad del ladrón ni cómo ingresó al locker room de los Bulls. Un portavoz del equipo afirmó que la camiseta jamás se recuperó, aunque otra información en dicha revista señala que fue encontrada un par de días después, escondida entre las tejas del vestidor.