En México, José Saturnino Cardozo se convirtió en uno los mejores jugadores de la historia, pero no fue fácil el inicio del profesionalismo para la leyenda escarlata, pues por diversas circunstancias no pudo trascender en su primer y única aventura en el fútbol europeo con el FC St. Gallen de Suiza, equipo donde coincidió con un igual de joven Iván Zamorano.
En entrevista con Javier Alarcón, el paraguayo contó algunas anécdotas de sus inicios como futbolista profesional, cuando jugaba para el Nueva Italia y el River Plate de Paraguay, club de donde dio el salto al viejo continente, a pesar de su sub 20, lo que tornó complicada su estadía en suiza.
Recordó que cuando llegó al equipo suizo, él no estaba contemplado para formar parte del primer cuadro, pero tras un gran cierre de pretemporada en el que marcó tres goles de cabeza en el último partido contra el Porto de Portugal, se ganó la confianza del entrenador, quien lo incluyó en la terna de extranjeros que pelearían por un cupo en las convocatorias del primer equipo.
“No fue fácil, no fue nada fácil. El invierno es tremendo, con veinte grados bajo cero. Entrenar con hielo todos los días. Cuando llegué, me mandaron a la sub 20, porque ya tenían cuatro extranjeros; rara vez tienen cinco, me dijo el presidente. Me tocó hacer goles y el técnico me empezó a ver mucho. En el último partido contra el Porto hice tres goles y cuando el técnico hizo una reunión con los extranjeros, dijo que iban a ser cinco: 'Pueden jugar cuatro, pero tomé la decisión de que José va a ser parte del plantel y va a competir por un lugar con ustedes'”.
Consiguió debutar en Europa a la par de "Bam Bam" con apenas 18 años, y tras haber cumplido un mes de su primer partido, desapareció el encanto del sueño europeo para dar paso a la nostalgia: “Un domingo, me desperté y dije ‘Me voy a Paraguay’; empecé a llorar, era un niño, no era fácil para mí. Lloré como cuatro horas mientras preparaba mis maletas”.
Cardozo comenzó a recapitular su partida de Paraguay a Europa y decidió quedarse para pelear por un lugar en el equipo y crecer como profesional y como persona, decisión que catalogó como la más acertada en toda su vida, pues aprendió muchas cosas en el renglón disciplinario como futbolista profesional.
Su segunda temporada estuvo marcada por las lesiones y la marcha del entrenador que le había dado toda la confianza, además de la partida de Zamorano, el otro sudamericano en el equipo. Cardozo comentó que el nuevo entrenador le cambió la disciplina en el gimnasio y ganó seis kilos de peso de masa muscular, perdiendo agilidad en sus movimientos, factores que le mermaron su capacidad goleadora.
Tras esa segunda temporada, volvió a Sudamérica para jugar con la Universidad Católica de Chile durante un año, y dos temporadas más con el Olimpia de Paraguay antes de ser vendido al Toluca. El resto es historia.