En casa de Pilar Roldán Tapia, sólo de tenis se hablaba. No podía ser de otra manera: Angel Roldán, "el Güero", había sido uno de los mejores raquetistas en el ámbito nacional, e inclusive, fue seleccionado mexicano Copa Davis en 1934. Su esposa, María Tapia, "la Chata", fue triple medallista en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en El Salvador en singles y mixtos.
Parecía que el destino de la hija de estos atletas mexicanos estaba escrito. Sin embargo, fue gracias a un clásico de la literatura, Los Tres Mosqueteros de Alexandre Dumas, que la pequeña promesa del tenis, de diez años de edad, poco a poco fue dejando la raqueta por la espada; se ponía la capa para jugar a ser sus héroes del siglo XVII, y hasta contagió a su familia.
Para los Juegos Panamericanos de México 1955, Pilar Roldán, Ángel Roldán y María Tapia desfilaron por la pista del flamante estadio Olímpico Universitario como parte de la delegación anfitriona. Al año siguiente, Pilar participó en los Juegos Olímpicos de Melbourne con diecisiete años recién cumplidos.
El 19 de octubre de 1968, se llevaban a cabo los Juegos Olímpicos de Ciudad de México. Lourdes y Pilar comenzaron el torneo de florete con suertes completamente diferentes: la primera, eliminada en el Grupo 3 sin victoria y con cinco derrotas, mientras que Pilar avanzó segunda en el Grupo 5 con apenas un descalabro. En la segunda ronda, ahora con cuatro pools también en modalidad round robin, Pilar fue segunda del Grupo 1, que terminó con un cuádruple empate en la cima, con tres victorias y dos derrotas.
Al llegar a la ronda final con seis esgrimistas, las posibilidades de Roldán parecían diluirse. Cayó ante la soviética Elena Novikova y la húngara Ildiko Ujlary, pero sus victorias ante otra soviética, Galina Gorokhova y la francesa Brigitte Gapais, le dieron la oportunidad de pelear por una presea en su combate final ante la sueca Kerstin Palm.
"Me fui delante y ella me alcanzó. Dicen que la gente estaba alborotada, pero yo me sentía aislada y no escuché nada. Hice un toque y así aseguré la medalla, que después supe que era de plata detrás de Novikova, porque tenía mejor diferencia de golpes que la húngara", contó a la agencia EFE en una entrevista.
Al día siguiente, Roldán tuvo 17 toques a favor y 14 en contra, por 14-16 de Ujlary. Gapais y Palm, con dos victorias y tres derrotas, quedaron fuera de la contienda por las medallas.
Fue la primera vez que una mujer levantó la bandera mexicana en la ceremonia de premiación de unos Juegos Olímpicos y la segunda en México 1968 que la delegación anfitriona se presentó en el podio, después de la hazaña de José "Sargento" Pedraza.