Los científicos no se lo esperaban. El 12 de agosto del año pasado y sin previo aviso, un enorme tsunami recorrió el mundo, extendiéndose por el Atlántico Norte, el Pacífico y el Índico. Era la primera vez que se registraba un tsunami en tres océanos distintos a la vez desde el desastre de 2004, cuando el terremoto de Sumatra-Andamán, con una intensidad de 9,1 en la escala Richter, levantó varias olas asesinas que costaron la vida a más de 275.000 personas en una decena de países.
Al principio, los geólogos achacaron el tsunami del 2021 a un terremoto de magnitud 7,5 detectado cerca de las islas Sandwich del Sur, en el Océano Atlántico, pero había algo que no encajaba.
El epicentro del terremoto, en efecto, estaba a 47 km bajo el suelo oceánico, demasiado profundo para causar un tsunami, y además la ruptura de la placa tectónica que produjo el seísmo tenía unos 400 km de largo, lo que debería haber causado un terremoto mucho más fuerte. Pero en los datos no había rastros de tal terremoto.
Ahora, un equipo de investigadores del Laboratorio Sismológico del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, ha revelado que el tsunami se debió en realidad a una secuencia de cinco sub-terremotos diferentes, que se produjeron con apenas unos minutos de diferencia. Y que el tercero de ellos, de magnitud 8,2, tuvo lugar a solo 15 km de profundidad y permaneció oculto en los datos recopilados en aquel momento. "El tercer evento -explica Zhe Jia, primer firmante del artículo- fue especial porque fue enorme y silencioso. En los datos que normalmente miramos era casi invisible".
Según los científicos, cuyo estudio se publica en 'Geophysical Research Letters', aquel 'terremoto invisible' fue el responsable de la liberación de hasta el 70% de la energía liberada en el evento. Y también el causante del tsunami.
Una detección complicada
Jia y su equipo consiguieron recuperar la señal de ese tercer terremoto, oculta en una auténtica maraña de ondas sísmicas, dividiendo los datos en fragmentos de 500 segundos (8,3 minutos) y utilizando un algoritmo especialmente diseñado por los investigadores para separar sus partes constituyentes. De ese modo, los datos revelaron la existencia de un gran terremoto superficial, desconocido hasta ahora, que duró apenas 200 segundos (3,3 minutos) y que, esta vez sí, tenía todo lo necesario para generar un gran tsunami.
Según el estudio, el terremoto permaneció oculto porque era 'un híbrido' entre dos tipos de terremotos oceánicos diferentes, y los detectores utilizados no consiguieron identificarlo. Algo de especial relevancia a la hora de analizar terremotos complejos como lo fue el de 2021, que causó un tsunami global que nadie esperaba. En palabras de Jia, "necesitamos repensar nuestra forma de mitigar los peligros de terremotos y tsunamis. Y para hacer eso, necesitamos caracterizar de forma rápida y precisa el tamaño real de los grandes terremotos, así como sus procesos físicos".