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Publicado en TECNOLOGÍA

Un ‘planeta’ moribundo sobrevive a la destrucción de su estrella

Jueves, 04 Abril 2019 12:15 Escrito por 
Un ‘planeta’ moribundo sobrevive a la destrucción de su estrella Ilustración del planetesimal o fragmento planetario (en primer término, dejando a su paso una cola de gas coloreada de amarillo) orbitando la enana blanca que se ve al fondo, en el centro del disco de escombros. / Universidad de Warwick/Mark Garlick

Un equipo internacional de astrónomos, algunos españoles, ha descubierto los restos todavía unidos de un planeta que ha sobrevivido a la muerte de su estrella, reducida hoy a una enana blanca llamada SDSS J122859.93 + 104032.9 localizada a 410 años luz de distancia de la Tierra.

Los autores, que publican su estudio en la revista Science, creen que este planetesimal formó parte de un planeta más grande en el pasado y se han sorprendido al comprobar que su órbita está más cerca de su estrella de lo que se creía posible: da un giro cada dos horas.

Su riqueza en metales pesados como el hierro y el níquel pudo ser lo que le ayudó a sobrevivir a la destrucción de su sistema planetario, según los investigadores, que lo han descubierto dentro de un disco de escombros que sirve de ‘alimento’ a la enana blanca.

Este disco está formado por cuerpos rocosos compuestos de hierro, magnesio, silicio y oxígeno, los cuatro bloques clave en la construcción de nuestro planeta y la mayoría de los cuerpos rocosos. En su interior se descubrió un anillo de gas que fluía de un cuerpo sólido, como si se tratase de la cola de un cometa. Este gas puede estar generado por el propio cuerpo o por la evaporación del polvo al chocar con pequeños residuos dentro del disco.

Ilustración de un disco de escombros en torno a una enana blanca. / NASA/JPL-CALTECH

Los astrónomos estiman que este planetesimal debe de tener un tamaño de al menos un kilómetro, aunque podría alcanzar unos pocos cientos de kilómetros de diámetro, comparándose con algunos de los asteroides más grandes conocidos en el sistema solar.

Por su parte, las enanas blancas son los cadáveres de estrellas como nuestro sol que han quemado todo su combustible y se han desprendido de sus capas exteriores, dejando atrás un denso núcleo que se enfría lentamente.

Este es el caso de la estrella anfitriona de este sistema, que se ha encogido tanto que el planetesimal orbita dentro del radio original de su sol. Los datos del estudio sugieren que el fragmento fue más grande y, probablemente, se trata de un planeta pulverizado cuando la estrella comenzó su proceso de enfriamiento.

"La estrella habría tenido originalmente alrededor de dos masas solares, pero ahora la enana blanca representa sólo el 70% de la masa de nuestro Sol; es muy pequeña –aproximadamente del tamaño de la Tierra– y esto hace sea extremadamente densa, como todas las enanas blancas”, explica el autor principal, Christopher Manser, investigador de la Universidad de Warwick (Reinio Unido).

La gravedad de la enana blanca es de cerca de 100.000 veces la de la Tierra. Esto significa que un asteroide típico sería destruido por sus fuerzas gravitacionales si pasase demasiado cerca de ella.

El profesor Boris Gänsicke, también coautor del estudio e investigador de la universidad británica, comenta: "El planetesimal que hemos descubierto está en lo profundo del pozo gravitacional de la enana blanca, mucho más cerca de donde esperábamos encontrar algo. Esto solo es posible porque es muy denso o porque tiene una fuerza interna que lo mantiene unido. Por eso proponemos que está compuesto en gran medida de hierro y níquel”.

"Si fuera hierro puro podría sobrevivir donde se encuentra ahora –añade–, pero igualmente podría tratarse de un cuerpo rico en hierro con una gran fuerza interna para mantenerlo unido, lo que coincide con el hecho de que el planetesimal sea un fragmento muy denso del núcleo de un planeta. Si esto es correcto, el cuerpo original habría tenido cientos de kilómetros de diámetro”.

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