No es para nadie un secreto que el próximo gran paso que el hombre quiere dar en materia de exploración espacial es llegar a Marte.
Sin embargo, realizar esta misión con éxito exige numerosos retos, que los científicos deberán superar para cumplir uno de los más grandes sueños de países como China, Rusia y por supuesto Estados Unidos.
Bajo este contexto, desde hace ya varios años, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) se encuentra desarrollando una tecnología que le permita llevar astronautas hacia la superficie del llamado planeta rojo.
Como parte del programa NASA Innovative Advanced Concepts (NIAC) para 2023, el organismo seleccionó un concepto basado en un sistema de propulsión nuclear bimodal que utiliza un ciclo de rotor ondulado.
Denominada como Bimodal NTP/NEP, esta propuesta fue presentada por el profesor Ryan Gosse, jefe del área de programas hipersónicos de la Universidad de Florida y miembro del equipo Florida Applied Research in Engineering (FLARE).
“La propulsión nuclear se reduce a dos conceptos: el primero es la propulsión nuclear térmica (NTP), la cual calienta el propulsante hidrógeno líquido (LH2) hasta convertirlo en hidrógeno gaseoso ionizado (plasma). Al final, se canaliza a través para generar empuje”, describe el experto.
“En segundo término tenemos a la propulsión eléctrica nuclear (NEP), que se basa en un reactor nuclear que suministra electricidad a un motor iónico. Éste se encarga de generar un campo electromagnético que ioniza y acelera un gas inerte para, de igual manera, crear empuje”, detalla.
Ambos sistemas, explica, presentan más ventajas en comparación a la propulsión química convencional: un mayor índice de impulso científico; eficiencia de combustible; y densidad de energía prácticamente liberada.
Ahora bien, en caso de que se implementara la tecnología de propulsión convencional, una misión tripulada a Marte podría durar hasta tres años. En cambio, un tránsito de 45 días reduciría el tiempo total de la misión, y a la vez de disminuir, en gran medida, los principales riesgos asociados a la expedición a Marte, tales como la radiación y la microgravedad, los cuales generan daños en los astronautas a corto, mediano y largo plazo.