Cuando la impresión 3D emergió hace 20 años, sus impulsores prometieron que revolucionaría muchas industrias.
"En términos de tecnología, constantemente se descubren nuevas aplicaciones, con nuevos materiales y máquinas que se presentan cada año", dice Galina Spasova, investigadora de IDC Europe.
Esta técnica ha "revolucionado" el sector de la odontología, dice, reduciendo el tiempo que toma fabricar coronas y puentes, además de hacerlos con más precisión.
A mayor escala, Boeing está utilizando piezas impresas en 3D en sus naves espaciales, aviones comerciales y de defensa, mientras que, BAE Systems utiliza esta tecnología para fabricar componentes para su Eurofighter Typhoon.
Hay incluso una impresora 3D en la Estación Espacial Internacional, donde se utiliza para fabricar repuestos.
Hay muchas aplicaciones más que se encuentran en fase experimental.
Por ejemplo. Comida que puede imprimirse en 3D, Nova Meat, una empresa en Barcelona, presentó recientemente bistecs vegetarianos hechos a base de arvejas, arroz, algas y otros ingredientes.
La impresión 3D permite que los ingredientes pueden colocarse como filamentos cruzados, un formato que imita el de las proteínas intracelulares en las células musculares.
"Esta estrategia nos permite definir la textura en términos de masticabilidad y resistencia a la tracción y la compresión, e imitar el sabor y las propiedades nutricionales de una variedad de carnes y mariscos, así como su apariencia", señala Guiseppe Scionti, fundador de Nova Meat.
Para el año que viene, dice, es posible que los restaurantes puedan imprimir, ellos mismos, sus propios filetes.