La pasta es, sin duda, uno de los alimentos más versátiles que comemos, una razón más para encontrarla en innumerables cocinas de todo el mundo.
La expresión ‘al dente’, adoptada del italiano, describe la forma ideal de cocción de la pasta y caracteriza su firmeza, que debe mantener un poco de su dureza interna.
Una pasta mucho más consistente y que no se encuentra en nuestro planeta, sino en las estrellas de neutrones, es precisamente el material más duro del universo. La pasta nuclear, como se la denomina, es una exótica sustancia cuyo nombre se debe a las diversas formas que adopta, y que nos recuerdan los espaguetis, los ñoquis o, incluso, las láminas de lasaña.
Detengámonos brevemente en estos extravagantes objetos que son las estrellas de neutrones. Se forman como resultado del colapso de estrellas con mucha masa, en la fase final de su vida, cuando agotan su combustible.
Una tremenda explosión –supernova– hace que pierdan sus capas externas, y la parte más interior se compacta tanto que comprime los protones y los electrones hasta formar neutrones. Ello da lugar a un objeto compuesto, en su mayor parte, por neutrones, a lo que debe su nombre.
Con un tamaño como el de la ciudad de Bogotá, estos cadáveres estelares están en el límite de la materia con mayor densidad conocida en el universo.
El peso de una cucharadita de estrella de neutrones es equivalente al de un centenar de millones de toneladas.
Ahora sí hablemos de la pasta nuclear. Su descubrimiento fue posible mediante recientes simulaciones en computador que estudiaron lo que se encuentra en el interior de la corteza de las estrellas de neutrones.
La enorme gravedad de estos objetos hace que bajo sus capas externas los neutrones experimenten estirones y sacudidas, que los llevan a ensamblarse en formas cilíndricas, planas, y otras más, que nos recuerdan precisamente las diversas formas como se puede comer un plato de pasta.
La enorme densidad y la gravedad hacen que la pasta nuclear sea descomunalmente rígida. Según los cálculos, para romperla se necesitaría aplicar 10.000 millones de veces la fuerza requerida para destrozar el acero.
Infortunadamente, nunca podremos tener una muestra o tocar pasta nuclear dadas sus condiciones tan extremas, pero es deslumbrante poder estudiarla y conocer mucho más sobre sus propiedades.
Se plantea que las deformaciones y formas irregulares de la pasta nuclear podrían incluso generar ondas gravitacionales, pero, por el momento, los instrumentos que tenemos solo han sido capaces de detectar ondas gravitacionales mucho más potentes, como las producidas por la violenta colisión de estrellas de neutrones, con un par de casos descubiertos hasta la fecha.
Fuente: El Tiempo